
El nombre Tristitia, que no debe confundirse con Tristania bajo ningún concepto, pertenece a esta banda sueca de Doom Metal que demuestra esa falsa creencia que dice que en este estilo no hay guitarristas que realmente se lo curran; Paradise Lost, Septic Flesh y Tristitia son ejemplos en los que las guitarras brillan con luz propia en un sombrío estilo como es el Doom Metal.
Es la banda creada por Luis B. Gálvez, músico chileno que con sus riffs hace que este disco y su grupo en general sea bastante especial; no es que sea el guitarrista Gregor Mackintosh de Paradise Lost, pero desde luego me parece un gran músico.
El otro gran protagonista es Thomas Karlsson, vocalista que maneja con mucha eficiencia dos estilos vocales bien diferentes: una profunda voz limpia ideal para este tipo de música relajada y con altas dosis de melancolía, y otra rasgada (que revela su pasado blacker) que encaja perfectamente con la oscuridad que quieren transmitir; siendo por tanto un vocalista idóneo para cantar unas letras cargadas de contenido religioso, ciertamente anticristiano.
Normalmente no soy muy amante de las voces limpias en general, pero las de este hombre no sómo las tolero, es que me encantan directamente porque son mucho más masculinas que las de otros grupos, y de su voz raspada blacker podemos decir que supera a muchísimos vocalistas de Black Metal que resultan más bien del montón.
Para recrear atmósferas las melodías de guitarra se ven reforzadas por acústicas, con bastante buen gusto, y algunos teclados ambientales, además de alguna sorpresita como el coro que interpreta un réquiem en el primer tema o el violonchelo que aparece en un tema posterior.
Uno no debe perderse un disco único por sus guitarras y voces.