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miércoles, 19 de septiembre de 2012
AVZHIA - The Key Of Throne
Muchas veces he ensalzado la práctica de dar segundas oportunidades a grupos que en su momento no nos gustaron, sobre todo cuando decides probar con algún otro disco de sus discografías y topas con algo más interesante gracias a tu iniciativa de no arrojar esos grupos al vórtice del olvido.
Aún recuerdo cuando hace muchos años me compré el debut del 96 "Dark Emperors" de los mexicanos blackers Avzhia, alentado por comentarios positivos... error, no era tan sinfónico como esperaba y pasó tiempo, mucho tiempo, hasta que probé su último disco "In My Domains" del reciente 2010, que sí me encantó y pude comprarlo totalmente a gusto.
Esa experiencia reciente me ha animado a probar con su disco intermedio, publicado en 2004, y la experiencia ha sido todo un éxito de nuevo.
Realmente hablamos de un disco intermedio, no sólo por las fechas, sino por sonido, que es más importante. Si su debut era un tanto seco y el último disco se vuelca mucho en recrear atmósferas lóbregas, este segundo álbum conserva la aspereza blacker del debut junto con el gusto por los sintetizadores oscuros de su reciente trabajo.
De primeras me ha recordado bastante al espíritu del "The shadowthrone" de Satyricon, es decir, un Black Metal de estructura muy épica pero muy rudo y adusto al mismo tiempo, con los teclados usados de manera muy marcial. Son más sinfónicos que Satyricon y otros grupos por el estilo, pero mantienen la misma esencia blacker y sus teclados no llegan a adoptar refinadas estéticas, se sedimentan en ambientaciones constantes y de grisáceo aliento etéreo como hacían Emperor y compañía; tan sólo resalta frente a esta uniformidad algún momento con piano, pero de todos modos tocado con discreción y sombrío acecho.
En conjunto, con sus sucias guitarras llenas de herrumbre y sus ritmos batalladores, esto está próximo al material visto en los primeros años de Abigor, Behemoth, Godkiller o Forsth, bien marcado por la voz de bestia carroñera de Demogorgon.
Ahora que he repasado los músicos que intervinieron en este disco, veo que es entonces cuando ficharon al teclista que aparece también en "In My Domains", y menudo giro atmosférico consiguieron.
Pero no olvidemos que esto sigue siendo muy blacker, mirad sólo la típica (y sosa) portada, toda una bocanada de aires noventeros en el año 2004.
sábado, 5 de marzo de 2011
AVZHIA - In My Domains

Echemos otro vistazo a esos discos del 2010 que me pasaron desapercibidos, en esta ocasión con una de las bandas mexicanas más reconocidas, banda que se lo toma con calma porque sólo cuenta en su haber con tres álbumes completos desde mediados de los 90.
Yo conocí a estos blackers con su debut “Dark Emperors” de 1996, de mano de la recomendación de un mexicano que me aseguró que se trataba de Black Metal tan crudo como sinfónico. Pues bien, de sinfónico poca cosa al final, sólo unos cuantos teclados por ahí distribuidos que resultaron ser más escasos en que grupos como los viejos Abigor.
Desconozco el segundo álbum de 2004, pero en este nuevo trabajo sí que nos recibe desde el principio un extenso sudario de teclados lúgubres. No sólo en las misteriosas intros de ruinas y pasadizos mohosos, también palpitan los teclados durante la duración total de los temas como una cortina ambiental de fondo y soplando hálito inmortal en los interludios atmosféricos de las mismas. No es por tanto un grupo de grandes fastos, utilizan más bien el teclado de forma sencilla pero efectiva como en bandas de los 90 tales como Satyricon, Graveland o Abigor, además de maridarlo bien con unas pocas acústicas.
En cuanto al tipo de Black Metal que encontramos junto a esos teclados, que no son los protagonistas, se nota la primigenia influencia de los grupos noruegos en sus polvorientas guitarras de minimalista sencillez, ese zumbido tenaz que no cesa. La batería, en cambio, uno se la podría esperar como un continuo blast-beat, pero esa ferocidad sólo aparece de cuando en cuando, y predomina más el ritmo lento e incluso lo épico de bandas como Graveland.
Su vocalista también es bastante versátil, añadiendo a sus rasgadas de ave carroñera otras entonaciones distintas, y hasta algunos cánticos claros (creo que debo pensar un poco en nuestro entrañable Attila Csihar).
Lo dicho, una muy agradable sorpresa viniendo de un grupo que antes no me llamaba del todo la atención, da gusto encontrarse con cosas tan noventeras (producción difuminada incluida) en el 2010, ideal si te gustan cosas como los polacos Infernum o los griegos Vorphalack
Yo conocí a estos blackers con su debut “Dark Emperors” de 1996, de mano de la recomendación de un mexicano que me aseguró que se trataba de Black Metal tan crudo como sinfónico. Pues bien, de sinfónico poca cosa al final, sólo unos cuantos teclados por ahí distribuidos que resultaron ser más escasos en que grupos como los viejos Abigor.
Desconozco el segundo álbum de 2004, pero en este nuevo trabajo sí que nos recibe desde el principio un extenso sudario de teclados lúgubres. No sólo en las misteriosas intros de ruinas y pasadizos mohosos, también palpitan los teclados durante la duración total de los temas como una cortina ambiental de fondo y soplando hálito inmortal en los interludios atmosféricos de las mismas. No es por tanto un grupo de grandes fastos, utilizan más bien el teclado de forma sencilla pero efectiva como en bandas de los 90 tales como Satyricon, Graveland o Abigor, además de maridarlo bien con unas pocas acústicas.
En cuanto al tipo de Black Metal que encontramos junto a esos teclados, que no son los protagonistas, se nota la primigenia influencia de los grupos noruegos en sus polvorientas guitarras de minimalista sencillez, ese zumbido tenaz que no cesa. La batería, en cambio, uno se la podría esperar como un continuo blast-beat, pero esa ferocidad sólo aparece de cuando en cuando, y predomina más el ritmo lento e incluso lo épico de bandas como Graveland.
Su vocalista también es bastante versátil, añadiendo a sus rasgadas de ave carroñera otras entonaciones distintas, y hasta algunos cánticos claros (creo que debo pensar un poco en nuestro entrañable Attila Csihar).
Lo dicho, una muy agradable sorpresa viniendo de un grupo que antes no me llamaba del todo la atención, da gusto encontrarse con cosas tan noventeras (producción difuminada incluida) en el 2010, ideal si te gustan cosas como los polacos Infernum o los griegos Vorphalack
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