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viernes, 17 de septiembre de 2010

OPETH - Orchid


Haber estado oyendo llover mientras estaba en la cama me ha hecho pensar en publicar una crítica de este álbum, que el año pasado retomó su puesto como mi favorito de Opeth tras una larga temporada con “My arms, your hearse” en primer plano.
Si el antes citado álbum, el tercero en la larga discografía de estos suecos que no necesito presentar mucho, muestra la cara con la que todos conocemos al grupo, aquí al ser su debut de 1995 tenemos ese toque particular de toda banda en sus inicios.

Quien conozca a Opeth ya sabe bien el Death mezclado con Progresivo e influencias setenteras que gastan, pero aquí aún estaban por llegar los tiempos de psicodelia y presentaban un sonido que podríamos decir que es más melancólico.
Parten del Death Melódico de Gotemburgo, con menos agresividad y toques progresivos y rockeros, y un sentido de la melodía que yo personalmente suelo acabar asociando con la particular visión del Doom de Katatonia, Agalloch y Novembre, indiscutiblemente tristones y doomies, pero con unas guitarras muy suyas.
Hablando de guitarras, la noventera producción les imprime un sonido muy de banda de las de antes, al igual que las partes más calmadas también adquieren mucho encanto. Porque Opeth siempre ha sido una banda de contrastes y aquí no iba a ser menos, algunos dirían que es falta de cohesión, y pueden tener razón, pero me gusta cómo pasan de dinamismo Death a momentos acústicos con melancolía y sabor Folk al mismo tiempo. Para mí viene a ser como los cambios en el tiempo de estos inicios del otoño, en el que una mañana se presenta cargada con el gris de los nubarrones, para resplandecer con todo el poder del sol a media mañana y acabar descargando lluvia durante toda la tarde.

Tengo que hablar aparte de la voz, es un tema que me gusta particularmente porque siempre combinaban guturales de úrsido con unas voces limpias que no me gustan mucho que digamos, pero aquí la voz predominante es una gutural con tonos de aullido rasgado que me recuerda un poco a la de Protector en Summoning, y las voces limpias son más anecdóticas. Y no olvides echar un vistazo a las letras, merecen la pena.

Si has conocido a Opeth con trabajos más recientes, no pases por alto su hermoso debut, y más si te gustan los tres grupos que mencioné.


domingo, 7 de septiembre de 2008

OPETH - My Arms, Your Hearse


Hacía tiempo que me apatecía escribir sobre este grupo a mi manera, obviando todas las alabanzas que reciben y centrándome en mi punto de vista. Y, sobre todo, pensando en quien aún no conozca a estos suecos porque la mayoría de reseñas sobre sus discos hablan dando mucho por sabido y poco ayudan a que el oyente sepa qué hay en el CD.

Empecemos por decir que son etiquetados como Death Progresivo, con fuertes influencias del Rock Progresivo, el Jazz y el Folk. Aunque a mí más que a Death Metal me recuerdan a esos grupos de Doom con sonido propio y vanguardista como Katatonia, Novembre o Daylight Dies.
Lo que sí está claro es que se caracterizan por los contrastes entre partes duras metaleras (llamadlas Death si os parece bien, yo tengo mi opinión como veis) con calmados y suaves pasajes acústicos, siendo el efecto muy similar a una desapacible tarde de otoño. Ese contraste se manifiesta también en el apartado vocal, con impresionantes voces guturales y otras limpias y tranquilas.

Con eso doy por concluida una descripición general del grupo, y ahora paso a comentar este álbum que es mi favorito personal (cosa difícil en una discografía tan buena) y supuso varios cambios con respecto a sus dos discos anteriores, además de contar por primera vez con el batería Martin López de Amon Amarth.
Ahora la duración de los temas es menos larga en comparación con las extensas canciones de “Orchid” y “Morningrise” y el sonido es más pesado y oscuro. Personalmente me gusta escuchar estos temas más centrados, potentes y con menos parafernalia acústica; aunque siguen existiendo esos tremendos contrastes entre partes tranquilas y duras.
No eran aún tan tremendamente progresivos y peculiares como en discos posteriores (“Ghost Reveries” me gusta, pero el último “Watershed” es demasiado Prog para mi gusto), pero es un trabajo muy intrincado con muchos cambios a lo largo de un mismo tema que provoca no recordar ni una canción tras la primera escucha, y para el oyente poco amigo de lo progresivo esto será poco más que un montón de riffs detrás de otros.
Comento aparte el tema vocal como siempre, aunque en este caso con más motivo porque Mikael Akerfeldt tiene una voz gutural de primera, muy oscura y profunda (a diferencia de la voz de los dos primeros discos). Es uno de mis vocalistas favoritos en ese terreno, pero el inconveniente que le veo (e incluso hablando del grupo en general) es que la voz limpia no me gusta nada, me resulta muy aburrida y blanda; puede parecer trivial, pero sólo por eso no pueden estar en mi olimpo personal.

Sin más, quien los conoce ya sabe lo que hay, y quien no haya escuchado este disco se encontrará con un tapiz increíble. Que por algo es un disco conceptual con una fanatasmagórica y sobrecogedora historia...



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