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martes, 20 de abril de 2010

DIMMU BORGIR - For All Tid


Vamos a olvidarnos del estado actual de esta banda tan archiconocida (y odiada por muchos), propongo simplemente reseñar este CD en su contexto y sin ningún elemento ajeno a él.

Corría 1994 cuando estos noruegos debutaron con este álbum con No Colours Records, sello que en esta ocasión y con los fineses Vordven (1997) apostaron por un Black Metal con un sinfonismo muy bien integrado en su cruda base. Así que stamos hablando de un disco que salió el mismo año que el debut de Emperor, al igual que el primero de Infernum, el de los polémicos ingleses Cradle of Filth (otros que es para mí una lástima la manera en que han acabado) y los primeros EPs de Gehenna y Arcturus.

La portada nos muestra un excelente dibujo de Gustave Doré para los poemas “Los idilios del rey” de Lord Tennyson, una estampa tan épica como sombría que define muy bien la esencia atmosférica del disco. La reedición de 1997 de Nuclear Blast tiene la portada en color y eso ya estropea el trabajo de Doré, al menos para mí.
Unas guitarras sucias y crudas avanzan entre la polvorienta producción y unos ritmos que, si bien pueden ser rápidos como es típico en el estilo, recurren mucho a partes lentas donde la atmósfera melancólica campa a sus anchas y bien amortajada por el umbrío toque de los sintetizadores.
Aún no era la hora de los magníficos pianos de su brillante sucesor “Stormblast” de 1996, pero los teclados de este debut tienen mucho encanto añejo (bueno, y algún discreto piano hay), consistiendo sobre todo en una bruma difuminada que sólo trae tonos grisáceos a la imaginación, pero también hay pinceladas medievales y toques acústicos, y los momentos más fantasmagóricos son sensacionales como sólo podía ser posible en discos de esos años.

La voz también es más áspera y tosca que en discos posteriores, con un Silenoz al frente que tenía un tono blacker más pestilentemente clásico en contraposición a la voz de Shagrath (quien también participa en menor medida) que todos conocemos bien, escupiendo letras íntegramente en noruego con una mueca deformada por la repulsa, a lo que se agregan algunas voces narradas, y la participación de voces claras y rasgadas en el tercer tema por parte de un miembro de Dødheimsgard.

El título “Por siempre jamás” me parece adecuado en un trabajo que persistirá en mi memoria como uno de los mejores discos de Black Sinfónico de los 90, una buena ración de oscuridad medieval siempre es de agradecer.

lunes, 25 de agosto de 2008

DIMMU BORGIR - Stormblast


Me apetecía poner un clásico y he acabado escogiendo este segundo álbum de 1996 de los noruegos más populares y criticados.
En realidad decía siempre que mi favorito era “Enthrone Darkness Triumphant”, y es que me parece una gran obra maestra, pero este “Stormblast” lo superó en mis preferencias por tener ese encanto añejo y noventero que tanto me gusta.

Está claro que quien sólo les conozca por sus discos más modernos se sorprenderá al comprobar que en sus inicios eran más blackers y austeros; da igual lo que se diga de ellos en la actualidad, porque este disco y el anterior muestran que sabían hacer muy buen Black con atmósfera, y si quedan más dudas escuchad a Fimbulwinter y veréis que Shagrath tenía talento para el Black Metal en sus inicios (al igual que Nagash).

Ya que hablo de Shagrath, en este disco podemos escucharle como sobrio guitarrista y como vocalista algo distinto a como le conocemos hoy, pues tenía una voz más desgarrada y macabra que es una lástima que abandonase. También aparecen algunas voces claras de Silenoz, quien dice que éste es su disco favorito del grupo si no recuerdo mal.
El sonido es más crudo que todo lo que hicieron tras este disco (el último con letras en noruego), pero teniendo amplio margen para la melodía, con teclados menos frecuentes que en obras posteriores pero muy efectivos. Estos teclados no aparecen a lo largo de toda la duración de los temas y suelen ser discretos y ambientales, pero cuando se tornan más majestuosamente sinfónicos o aparecen los pianos lucen muchísimo. Y no sólo hablo del piano de la intro de la primera canción, porque hay alguno que otro en medio de las canciones que aportan momentos memorables. Por algo siempre digo que prefiero a Stian Aarsted antes que a Mustis.

Las guitarras tienen un tono más oscuro que en trabajos posteriores, y no meten tanta caña con la batería, siendo así un disco oscuro y relativamente tranquilo, incluso melancólico. Todo esto, unido a la modesta producción tan típica de esos años, hace que tenga un encanto especial del que suelen carecer los grupos actuales, ese encanto que encontramos en los respectivos primeros discos de Gehenna, Vordven, Satyricon, Abigor, Arcturus, Troll y Covenant.

Son ultraconocidos, pero quien no haya escuchado sus primeros trabajos debe oír esta joya sin demora.