
Vayamos con un disco del 2008 al que le ha sentado bien que lo retome con el tiempo. Encima no podía evitar arrugar un poco la nariz al leerles la etiqueta Deathcore en muchos sitios, cosa que estaba presente en su primer EP “Legend” del 2006, donde dicho estilo confluía con una suerte de Black Sinfónico.
Pero vemos que la cosa cambió de rumbo; la parte Deathcore casi desaparece en este su primer trabajo completo, dando más riendas a un Black Sinfónico actual y sofisticado que haría las delicias de fans de cosas como Carach Angren, Anorexia Nervosa o los Dimmu Borgir de a partir de 1998 y antes de ir cayendo.
El elemento blacker no aparece en su forma más pura, obviamente en un disco así, con algún que otro riff que nos recuerda vagamente de dónde parten, pero las guitarras están a un nivel más elaborado y técnico, porque a estos estadounidenses les gusta lucirse. Esto se nota también en la batería, fichando para este disco ni más ni menos que a Trym Torson (Emperor) para la mayoría de las canciones, así que podéis esperar una batería enérgica, poderosa y versátil.
Pero pasemos al plato fuerte del álbum: los teclados. Contaron con una teclista femenina que demostró buen talento, incluyendo no sólo los típicos sintetizadores pomposos y simulaciones orquestales, sino también unos pianos muy creativos que aportan un punto muy refinado. No me extraña que los Cradle of Filth le echaran el ojo.
No destacan tanto en voces, simplemente tienen una típica rasgada nasal como la que oiríamos en muchos grupos fineses, y hay alguna voz limpia que no me gustó.
Este año han lanzado un disco más, pero sin la chica teclista que ahora ha aparecido en el nuevo trabajo de Cradle of Filth, contribuyendo a que ese grupo pueda sacar al fin un disco más digno que esos desastres que han ido perpetrando con anterioridad. Escuchad entonces a este grupo de nombre relacionado con los juicios de Salem (se llevarían bien con Ceremonial Castings) en su momento de gracia, si os gustan los grupos citados e incluso algo como el “Anthems to the welkin at dusk” de Emperor.
Pero vemos que la cosa cambió de rumbo; la parte Deathcore casi desaparece en este su primer trabajo completo, dando más riendas a un Black Sinfónico actual y sofisticado que haría las delicias de fans de cosas como Carach Angren, Anorexia Nervosa o los Dimmu Borgir de a partir de 1998 y antes de ir cayendo.
El elemento blacker no aparece en su forma más pura, obviamente en un disco así, con algún que otro riff que nos recuerda vagamente de dónde parten, pero las guitarras están a un nivel más elaborado y técnico, porque a estos estadounidenses les gusta lucirse. Esto se nota también en la batería, fichando para este disco ni más ni menos que a Trym Torson (Emperor) para la mayoría de las canciones, así que podéis esperar una batería enérgica, poderosa y versátil.
Pero pasemos al plato fuerte del álbum: los teclados. Contaron con una teclista femenina que demostró buen talento, incluyendo no sólo los típicos sintetizadores pomposos y simulaciones orquestales, sino también unos pianos muy creativos que aportan un punto muy refinado. No me extraña que los Cradle of Filth le echaran el ojo.
No destacan tanto en voces, simplemente tienen una típica rasgada nasal como la que oiríamos en muchos grupos fineses, y hay alguna voz limpia que no me gustó.
Este año han lanzado un disco más, pero sin la chica teclista que ahora ha aparecido en el nuevo trabajo de Cradle of Filth, contribuyendo a que ese grupo pueda sacar al fin un disco más digno que esos desastres que han ido perpetrando con anterioridad. Escuchad entonces a este grupo de nombre relacionado con los juicios de Salem (se llevarían bien con Ceremonial Castings) en su momento de gracia, si os gustan los grupos citados e incluso algo como el “Anthems to the welkin at dusk” de Emperor.