martes, 29 de junio de 2010

BERSERK - ...From The Celtiberian Woods


Y para despedir el mes, toca un producto nacional. A estas alturas casi todos los españoles conocemos la carrera de esta banda manchega, que ha tocado con bandas como Aes Dana, Nydvind o Kampfar, por lo que no sólo los españoles ya estamos al tanto de su existencia.

Pero no entremos en detalles con este debut de 2001 sin antes decir que la música de la banda (de nombre tan poquísimo original) es Black Metal, con unas inclinaciones paganas que resultan decisivas en su sonido final. Las fuentes de las que han bebido parecen ser el Black noruego más épico (con Satyricon como ejemplo mejor conocido) y el Black polaco de regusto pagano (Graveland, Veles y similares), pero de manera más melódica que los ejemplos mencionados, que sabemos que son grupos más bien crudos.

El elemento meramente blacker se deja notar en las partes más rápidas y furiosas, aunque la batería es mejorable, y las guitarras poseen su punto de distorsión aunque no sean tampoco como los filos oxidados de Satyricon. Es en los medios tiempos donde dejan notar su fascinación por lo pagano, concretamente por los pueblos celtíberos, idea que celebro porque no necesitamos echar manos de lo vikingo teniendo los pueblos que habitaron la península; con pinceladas acústicas y un teclista (que abandonó el grupo) aportando un trasfondo de teclados bastante constante pero tirando a lo sencillo. Pueden por tanto estar tranquilos los que prefieren los teclados en un segundo plano y sólo acentuando el ambiente.

Lo que puede no gustar al oyente más exigente es la producción, aunque no es mala en absoluto y a mí me gusta por el sabor a los 90 que añade, pero lo que en verdad no me acaba de gustar es la voz; su vocalista podría mejorar su interpretación, con unas rasgadas muy burdas y con resonancias guturales, no lo hace mal pero desde luego habría estado mejor el disco con unas buenas voces lobunas, y tienen el acierto de meter algún coro pagano.

Hay discos mejores en el estilo, sobre todo para los que fagocitan cantidades colosales de material pagano, pero a mí me ha gustado y no está nada mal para ser un debut (ojo con la portada y el estupendo logo), y encima de nuestras fronteras.

lunes, 28 de junio de 2010

SLECHTVALK - Falconry


He visto hace poco que esta banda holandesa ha sacado un nuevo trabajo este año, pero no me interesa mucho que digamos el lanzamiento, y en cambio he sentido deseos de retomar su debut de 2000, de cuando era aún un proyecto en solitario.

Compatriotas de bandas que también tocan buen Black Sinfónico, como Ordo Draconis, Liar of Golgotha, Carach Angren, Eternal Conspiracy, Serenade of Darkness o Winter of Sin entre otros, no se quedan atrás con trabajos tan buenos como su “At the dawn of war” de 2005, pero examinemos ahora cómo fueron sus inicios.

Como había dicho antes, por los tiempos de este debut aún no se había reclutado una formación completa, y el vocalista/guitarrista Shamgar se encargó de todo con bastante holgura. Lo único que no pudo hacer fue encargarse de la batería, que acabó siendo programada, pero por lo demás está bien.
Es bastante más crudo que los otros discos, que resultan más estilizados y correctos que la media del Black Metal, teniendo aquí un muro de poderosa distorsión guitarrera apoyado por los blast-beats de la batería (programada, pero potente al menos).
La voz es también muy blacker, una rasgada un poco apagada, pero retorcida y aullante, que queda a veces un poco ahogada en el fango de la producción pero no pierde agresividad. Se suman algunos cánticos claros y épicos, aunque poca cosa.

También supo hacerse cargo este hombre de los teclados, con un buenas capas de sintetizadores ambientales que aportan un toque muy melancólico fluyendo entre tanta violencia, aunque algunos temas son menos furiosos y aquí es donde se lucen las composiciones más apesumbradas con buenos pianos, a tono con la ruinosa estampa de la portada.

La temática siempre fue bastante medieval, y me encanta percibir el interés que muestran por el noble arte de la cetrería, que da nombre a este álbum debut e inspira portadas de otros discos.
Ya sólo me queda recomendarlo a quienes aprecian el Black Sinfónico de sonido distorsionado pero bien imbuido del espíritu de la melancolía, y con regusto épico, si te gustan Sear Bliss, Astaarth o Wolven Ancestry por ejemplo.

viernes, 25 de junio de 2010

DARK INVERSION - The Land Of The Dead Warriors


A algunos nos parece interesante la escena búlgara por la variedad de sus grupos de Black Sinfónico, que tienen todos su toque personal y no se limitan a imitar punto por punto a los otros más grandes y conocidos, como por ejemplo Sabrax, Haron, Amor e Morte, Darkflight, Korozy, Frozen Tears, Samhain, Shambless y, por supuesto, estos Dark Inversion.

Únicamente sacaron este debut de 2001 tras una demo, con el mismo sello de otros grupos búlgaros Counter Attack, y desde entonces nada más se sabe aparte de que habían empezado a preparar material nuevo más orquestal.
En principio, tiene una fuerte influencia nórdica en su propuesta blacker, una corriente de guitarras gélidas y baterías arrolladoras, pero con una agradecida tendencia a incluir muchos pasajes más calmados, con ese ambiente inhóspito como el desolado paisaje tras una tormenta de nieve, haciendo su escucha mucho menos monótona que si hubiese sido un disco monorrítmico a piñón fijo.

La capa de teclados es bien sencilla, sin buscar sonar grandilocuente, pero es muy efectiva para lo que ellos buscan, que es meramente dotar al disco de atmósfera helada y yerma, como bien debe transmitir un álbum basado en reinos helados, batallas e incluso un componente histórico y nacionalista (al igual que sus compatriotas Korozy). Son esos sintetizadores a lo escandinavo que conocemos de grupos como los primerísimos Dimmu Borgir o Emperor del debut, con un toque folkie en un tema concreto.
Y ya que hablo de ello, un punto personal de este disco es, pasando ya por fin a lo que lo hace reconocible con respecto a trabajos similares, es la frecuente inclusión de acústicas aportando así un elemento pagano que encaja perfectamente en la fórmula del CD, y además tienen buena mano y me encantó la manera en que quedan junto al colchón de teclado del gran tema “I am the prince of darkness of my soul”.

Con la voz sucede tres cuartas de lo mismo de lo que hablé sobre las ambientaciones, es una rasgada muy al uso, ruda y hostil, pero agregan de vez en cuando una profunda voz clara con un aire de oscuro paganismo.

Concluyendo, es un disco con elementos típicos pero también con cierta personalidad, con buenas atmósferas invernales y épicas y un estupendo añadido acústico, no hay mucho más que añadir para quien sea seguidor de cosas así.


http://rapidshare.com/files/136384464/Dark_Inversion.rar

jueves, 24 de junio de 2010

WYRD - Vargtimmen Pt.1


Es impresionante lo productivos que son algunos músicos, como el ejemplo del finés que anda tras Wyrd, con una fecundidad que le ha llevado a sacar numerosos trabajos con sus distintas bandas y proyectos personales (Finnugor, Azaghal, Oath of Cirion y muchos más).
Pero, entre todos esos grupos, Wyrd es uno de los más interesantes y escojo este álbum de 2003 en concreto, aunque cada uno tendrá su favorito personal.

Pero no comencemos a analizar el disco sin antes decir a los que conozcan a Wyrd que se trata de Black Metal, con una importante dosis pagana y efusiones folklóricas.
Fue el primero de los dos álbumes titulados “Vargtimmen” (la hora del lobo), y es más agresivo en contraste con su calmada y sombría segunda parte, pero igualmente oscuro y distorsionado con sus guitarras tan zumbantes.
El elemento de agresividad lobuna viene cuando los blast-beats avasallan entre los habituales medios tiempos paganos que caracterizan los trabajos de este proyecto, pero hay momentos más limpios también entre tanta dentellada y garras aceradas, con pinceladas acústicas que dan un toque más claro y melódico envuelto por la producción turbia y crujiente.
No es único punto folklórico del álbum, porque los teclados a veces adoptan melodías folkies además de las ambientaciones más austeras y pequeños detalles como unas sobrias notas de piano, que en conjunto nos sumen en la oscuridad que se espesa y congela en larga noche invernal de Finlandia.

La voz de este trabajo ofrecido por completo a la naturaleza va a tono con el marcado sabor oscuro de la música, una rasgada bastante baja que casi es gutural a veces, complementada a veces por discretos cánticos que poco resaltan en la aspereza de la producción.

Lo mejor es que hay más discos buenos por investigar con Wyrd, como el “Vargtimmen pt. 2” sin ir más lejos, más lento (casi doomie) y melancólico, el debut de un único tema extensísimo, o su “The ghost álbum” con guitarras a lo Katatonia del “Brave murder day”. Y ya os dejo con este buen álbum donde la voz de la naturaleza rasga la noche.





viernes, 18 de junio de 2010

WOODTEMPLE - Sorrow Of The Wind


Austria, tierra de bandas de épicos horizontes como Rivendell, Raventhrone o los ínclitos Summoning, y este proyecto de Black Metal en solitario (con ayuda de un batería) no se desvía de esa senda precisamente.

Este hombre es amigo de Rob Darken, por lo que la relación con su banda Graveland será algo que trascenderá a lo musical de manera más que palpable. Incluso también se disfraza de guerrero, sigue la estética de portadas en blanco y negro y los primeros discos fueron editados por el sello No Colours.

Por si alguien no estuviese familiarizado con lo que cuento de Graveland, porque aquí no llega nadie sabiendo todo, especificaré diciendo que los discos de Woodtemple siempre se caracterizaron por brindar un Black Metal muy pagano y épico, de largos temas que sobrepasan los cinco minutos y rozan los diez. Esto lo hacía un poco monótono para quien no sea muy fan de esta onda, pues daba lugar a álbumes de escasas pero extensas canciones con muy poca variación, con el mismo ritmo épico y sólo unos pocos y sobrios teclados para dar profundidad.

Esto era con los primeros álbumes, pero en el que os presento, último trabajo del 2008, se mejoraron notablemente las composiciones, con canciones dotadas de mayor ambiente épico, mejores estructuras y la excelente adición a los teclados de un buen elemento folklórico de mano de las acústicas y las flautas.
Lo que no cambia es el esquema de largas canciones, para bien porque es una clásica fórmula épica, en un disco que sólo tiene tres canciones reales junto a tres instrumentales (dos ellas las breves intro y outro), y sólo con esos pocos temas sobrepasan los treinta y siete minutos de duración.
Por otro lado, lo que no ha cambiado a mejor es la voz, que no es mala para nada pero se podría perfeccionar un poco. Me recuerda a la de Forsth, esa voz de saco gigantesco, pero por debajo de la del grupo suizo.

El material anterior a este CD me gusta, y particularmente disfruto mucho de su “The call from the pagan Woods” pese a las críticas que recibe sobre su monotonía y necesidad de pulir su estilo, pero sin duda este “Sorrow of the wind” es todo un paso adelante y podremos esperar grandes cosas si este austriaco sigue así.
Siente la sensación de inmensa soledad de las cumbres con este disco que te gustará si sientes debilidad por las largas canciones de épica absoluta.

miércoles, 16 de junio de 2010

LUCIFUGUM - On The Sortilage Of Christianity


El Black Metal de Ucrania se caracteriza por la estrecha relación entre sus bandas, que comparten músicos tan a menudo que uno ya se espera casi siempre encontrar nombres ya conocidos.

Lucifugum, hablando de músicos, han tenido dos formaciones distintas manteniendo sólo en común a uno de sus miembros fundadores, con el consecuente cambio de sonido. El álbum que yo he escogido es su primera obra completa de 1999, con el título original “Nakhristikhryaschakh”, pero tengo preferencia por la versión inglesa.

Aquí mostraban un Black Sinfónico muy al estilo ucraniano de los otros grupos que conocemos, muy claramente. Es fácil que sean comparados con Nokturnal Mortum, pero en este caso no se trata de una comparación simplona porque es muy cierto, poseen una estructura muy similar de baterías generalmente rápidas con partes más comedidas, y ese rasgueo de guitarras que resulta muy blacker aun siendo un grupo de abundantes teclados.
Y, ya que estamos con los teclados, he ahí el mayor vínculo con Nokturnal Mortum, porque el teclista Saturious proviene de esa banda. Si, de entrada, ya el disco nos puede resultar muy parecido a los álbumes “Lunar Poetry” y “Goat Horns” del otro grupo, resulta que el trabajo del sintetizador tiene muchos momentos claramente en la misma onda sinfónica del “To the gate of blasphemous fire”. La mayor diferencia con sus compañeros, para empezar ya a comentar sus toques personales, es la ausencia de melodías folklóricas, y en cambio añaden atmósferas más épicas como por ejemplo la simulación de trompetas o cuernos de guerra.

La voz es otro rasgo distinto, pues donde Nokturnal Mortum tenían unas voces más desgarradas, Lucifugum tuvieron en este álbum un vocalista con una voz más tosca y carraspeante. Ya que mencioné un músico relacionado con otra banda, también citaré que su batería es Munruthel, el mismo que tocó con el archifamoso grupo y tiene su propia banda que se llama igual que él.

Por si no queda claro, es una buena ración de Black Metal con teclados bien integrados con las crudas guitarras, voces abrasadas y una constante atmósfera de épica, hechicería y guerra contra el cristianismo. Es lo tuyo si te gustan Nokturnal Mortum, Astrofaes, Munruthel, Dub Buk o Ashen Light.




martes, 15 de junio de 2010

VINTERSMESTRE - Kirkkokyrpä


He vuelto a dar con una buena recomendación de los años 90, algo que aún permanecía en las profundidades esperando a que yo lo exhumase debidamente.

Es el debut de 1996 de estos finlandeses, el único material que tienen junto a una demo, cuyo bizarro título viene a significar por lo visto algo como “Polla-iglesia”. Semejante obscenidad tenía que ser perpetrada por un disco de Black Metal, en este caso con sutil soplo sinfónico tras una agresividad que es la nota dominante de todas las canciones.

Así que, nada más empezar el disco, ya nos recibe una sesión violenta, retorcida y enfermiza de Black Sinfónico con teclados muy medidos, donde las partes más a medio tiempo y ambientales están muy distribuidas entre tanta batería esquizoide. Deriva en una fórmula un poco repetitiva, con canciones que siguen un patrón común a lo largo de todo el álbum, cosa que no es demasiado problema si a ti te gusta el estilo.

Hay algunos detalles acústicos que da un toque estupendo a las intros de ciertos temas, y el papel de los teclados es, como estuve diciendo antes, meramente ambiental y sólo hace de cortina de fondo sinfónico, sin sobresalir ni querer lucirse con complicadas melodías. Estos sintetizadores sencillos pero intrigantes tienen un sonido que me recuerdan lejanamente a los que usaban Imprecation (banda de Death Metal oscurísima como pocas) en sus momentos más lóbregos, y en otros momentos a los que caracterizaban a los noruegos Odium. Precisamente me acuerdo de Odium también por la similar propuesta, aunque Vintersemestre son menos apabullantes (en parte por la floja producción) y los teclados son más constantes pese a su sencillez.

La ponzoña vocal la he visto comparada con la voz de Vikernes, pero no me parece del todo una adecuada comparación, ya que es más aguda y chirriante, y no se parece a la voz de Burzum ni a la de los grupos de Black Depresivo. En todo caso tienen en común ser voces agonizantes, y la de Vintersemestre desde luego que vomita las venenosas imprecaciones de las letras.

Es sin duda un buen disco noventero para cuando te apetezca ese tipo de grupos rápidos y cañeros, pero con un cierto sentido de la melodía y trasfondo de teclados.


miércoles, 9 de junio de 2010

NYDVIND - Eternal Winter Domain


Una tarde de junio debería parecerme extraña para lanzarme a analizar un disco con semejante título, pero la constante lluvia de un día inusualmente gris es un contexto mucho más indicado para ofrecer esta buena muestra de Black-Pagan. Este año han lanzado una nueva obra, “Sworn to the elders”, pero aún no lo probado y me inclino por aquello que mejor conozco para comentarlo, este debut de 2003 que por cierto fue reeditado en 2006 en digipack con tres canciones extra.

Esta banda francesa cuenta y ha contado, para quien no los conozca, con miembros de otros buenos grupos de ese país como Bran Barr, Aes Dana, Heol Telwen, Belenos, Penumbra o Inborn Suffering. Esto para que quede clara la valía de sus músicos, quienes recrearon en pleno 2003 una música que parece sacada de los días del Viking y el Pagan Metal de los años 90.

Una producción añeja es el manto de nieve que cubre un disco que no precisó de instrumentación folklórica como flautas o gaitas, ni tampoco de épicos teclados, basándose en la vieja influencia de Bathory de guitarras sencillas pero dignas de una epopeya, al igual que los épicos ritmos de su batería (llegaron a tener en otro momento un baterista de origen español, por cierto).
A veces la batería sube un poco la velocidad con algo de furor de tempestad invernal, pero la nota dominante es el medio tiempo de sublime épica, que rememora los viejos dominios del Viking Metal en un álbum que bebe de palpables fuentes blackers, como los primeros Enslaved, aunque sus duras guitarras no sean tan afiladas como las del conjunto noruego.

Señalaba antes la ausencia de teclados y elementos Folk, pero sobre ese último punto debo apuntar que sí que hay una recurrente presencia de guitarra acústica con su agradable fluir de helado arroyo de montaña, y lo que más aporta el ambiente pagano junto a esto es el juego vocal. En principio tenemos una voz rasposa y agrietada por el rigor invernal, a la que se suman unos coros de voz clara y profunda con todo el poder ancestral de quienes cantaban al honor y la fuerza en vez de a la sumisión y miedo que predicaba cierta religión extranjera.

Riffs y ritmos épicos a la antigua usanza, acústicas y voces blackers con voces limpias paganas, así se resume este frío álbum de canciones guerreras que gustarán a amantes de Falkenbach, Belenos, Enslaved o los primeros Vintersorg por citar algunos.

lunes, 7 de junio de 2010

PENUMBRA - Emanate


Volvamos un poco al Gothic Metal, ese estilo que tengo bastante apartado en comparación con los otros tipos de música que escucho, principalmente porque no me gusta personalmente la tendencia a ceder protagonismo a las voces femeninas, y los grupos que sí me gustan tienen afinidad con el Doom Metal… o el Black Metal en más escasas ocasiones, como ahora mismo.

Esta banda francesa ya tuvo su espacio en mi blog cuando hablé de su segundo disco de 2001, “The last bewichtment”, responsable de atraer las miradas de fans de todo el mundo sobre este conjunto que sólo lleva tres discos de momento bajo el brazo. Y desde luego fueron merecedores de tal reconocimiento por los impresionantes coros de ese disco que nos trajeron a la mente a los Tristania más grandilocuentes.

Pero ahora quisiera recordar su debut de 1999, donde fueron más notables esas influencias del Black Sinfónico que fueron mermando en sus posteriores trabajos. Se nota en la mayor aspereza de las guitarras, y ya desde sus inicios contaban con más inclusión de ritmos rápidos que esos otros compañeros de estilo que preferían la cadencia doomie, pero sobre todo destaca su gusto por el Black Metal en la voz rasgada de Jarlaath, que en todos los temas nos guía con su voz más rasposa y agresiva que en los otros dos discos.
Pero no todo es licantropía vocal, porque contaron con dos sopranos y un barítono para añadir las fastuosas texturas clásicas, algo que caracteriza a esta banda que fue formada con ese deseo de crear música sinfónica con mucho gusto por lo clásico.
Esto se nota también en el acompañamiento de teclados, con los excelentes toques de piano y detalles como el órgano inicial de “Falling into my soul”. Muchos grupos recurren al violín para acentuar la naturaleza dramática de ciertos pasajes, o incluso la flauta en menor medida, y aquí Jarlaath aporta el bucólico toque del oboe, y además con más frecuencia que en el resto de su breve discografía.

Puede que sea menos sofisticado que el posterior disco, y que no tenga la grandeza barroca de aquél, pero me gusta mucho su regusto blacker y no se queda atrás insertando en su estructura el clasicismo vocal y de teclados y oboes, y recomendado queda a fans de Eternal Mourning, Drastique o incluso los doomsters Desire.

sábado, 5 de junio de 2010

PANIKOS - Eclipse I



Para empezar bien el mes, nada más indicado que uno de los discos que más he estado escuchando estas semanas, una buena recomendación desde Argentina.
Panikos es una banda formada a mediados de los 90, que me hace pensar que no sólo en Europa se cocían grandes discos atmosféricos en esos años (recordemos que también hubo algunos interesantes en Israel por ejemplo) y América también aporta lo suyo.

Tan sólo nos han dejado una demo y este debut de 1998, donde parten de sonidos blackers para añadir notables influencias del Gothic y el Doom y acabar dando forma a una personal propuesta que desprende magia oscura en cada canción.

Aunque la base es muy cercana al Black Sinfónico, la cadencia doomster del álbum hace que suene muy ritual, y las ambientaciones de Gothic del tipo más oscuro lo acaban de redondear. Personalmente, esta cadencia de guitarras solemnes y ritmos marcados me recuerda al tema “God loves the dead” de Ancient, aunque con una atmósfera mucho más misteriosa.
Hablando de atmósfera, el apartado vocal es muy responsable de ello, con una variedad de voces que hacen que sintamos más viva esa poesía oscura de las letras. Una vocalista femenina recita frases en castellano, con notorio acento argentino, de una manera que transmite fatal seducción brujeril, mientras que la parte bestial viene por parte del vocalista masculino y sus toscas rasgadas que encajarían tanto en un conjunto de Black Metal como en uno de Gothic endurecido, junto con un puñado de voces narradas, susurros y cánticos.
Esa hechicera que es la vocalista aporta también los teclados, no siempre presentes, y con un sonido muy noventero y poco amigo de grandes sofisticaciones; siendo, como dicen las mismas letras de un tema, un marco de estrellas con el abismo al fondo.

La producción es bastante turbia como suele corresponder a un disco de esas fechas, pero no arruina la experiencia, sino que aporta un toque más de ambiente ocultista. Las letras también son cercanas a los típicos temas diabólicos de esos años, pero con un punto de vista más poético, como dije, y más espiritual y ceremonial.

Me gustaría poder poner una mejor imagen de la portada, pero esto es lo que hay por internet (edito: amablemente me han pasado esta portada mucho mejor), y de momento no parece fácil conseguir el CD. Lo que sí podemos hacer claramente es sentarnos a disfrutar de su atmósfera de perversión lunar.