martes, 11 de agosto de 2009

OBSIDIAN GATE - The Nightspectral Voyage


Vuelvo a hacer una pequeña excepción con mi costumbre de no querer repetir grupos en el blog, “norma” que paso por alto algunas veces cuando una banda presenta discos tan diferentes que a veces podríamos incluso afirmar que parecen de grupos diferentes.
Más o menos así sucede con Obsidian Gate, banda alemanda con dos álbumes (no cuento el EP) y marcadas diferencias en sendas propuestas, siendo su segundo CD de 2001 “Colossal Christhunt” (aquí reseñado) un Black Sinfónico muy caótico y arrollador en la línea de las formidables descargas sinfónicas de Anorexia Nervosa o Carach Angren por ejemplo.

La onírica portada de este debut de 1999 nos da una importante pista al imaginar en qué consistirá la diferencia musical con respecto al segundo álbum, pues nos recuerda esa tendencia propiciada por Limbonic Art de incluir portadas con galaxias y nebulosas que adoptaron los grupos que seguían sus directrices.
Y así es con este primer trabajo, que nos introduce en ese vasto paisaje estelar de Limbonic Art, pero con toques personales que lo distancian tanto del famoso dúo noruego como de su otro CD “Colossal Christhunt”. En primer lugar, se apartan de la tralla de esos dos referentes, dando lugar a canciones largas con un ritmo más lento y cadente que favorece esa deseada atmósfera de infinito cósmico.
En los teclados, por otra parte, hay otra pequeña diferencia porque no sólo incluyen esos típicos y reconocibles pianos (muy buenos, cómo no) y líneas simultáneas de sintetizadores (creo que dos personas se encargaron de los teclados), hay mucho margen además para unas pinceladas más fastuosas que hacen del CD una obra muy majestuosa que nos transporta a un lejano y arrogante reino en plena edad dorada de abundancia y poderío, muy lejos aún de su inevitable decadencia futura.

Y, como digo en tantas otras ocasiones, no por ser muy sinfónico suena poco o nada a Black Metal como con otros grupos, pues envueltas en esos lujosos ropajes sinfónicos encontramos guitarras típicas del estilo y voces rasgadas (con algunas narradas), sin ningún tipo de voz limpia o grito innecesario. Además de dejar mucho espacio para otras partes más rápidas de blast-beats, por supuesto.

Sólo me queda unirlo a esas típicas recomendaciones mías de Limbonic Art, Sirius, Sabrax, Odium y compañía, porque su ampuloso banquete sinfónico merece la pena.



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