lunes, 3 de agosto de 2009

MALKUTH - The Dance of the Satan's Bitch


Con mi entrada del split de Songe d’Enfer y Miasthenia presenté una buena muestra del desconocido Black Sinfónico de Brasil, país del que más bien conozco bandas de otros estilos.
Estos Malkuth comparten con Songe d’Enfer algo más que ser compatriotas y tocar el mismo estilo, porque ambos aparecen en un recopilatorio de 1996 que bajo el nombre “Under the pagan moon” recogía un interesante elenco de bandas entre las que estaban ni más ni menos que Profanum, Bishop of Hexen, Avatar y Grimoire.

A estos Malkuth no los conocía de nada, por lo que me interesé inevitablemente viendo el calibre de los grupos del recopilatorio, y creo que acerté al escoger este debut de 1998 (además, la canción que aparece en la compilación está presente en este álbum). Parece que con el tiempo se inclinaron por un Black Metal a piñón fijo, pero en este primer trabajo con portada del grabado "Las cuatro brujas" de Durero ofrecían sonoridades más atmosféricas y con toques sinfónicos.

Al igual que otros grupos brasileños, como los mencionados Songe d’Enfer o Murder Rape, optan por un Black Metal sin prisas, marcado por los medios tiempos, con guitarras semicrudas y adornadas de ocasionales alardes melódicos y solos.
Los teclados, que no escuchamos todo el tiempo como en otros grupos pero sí son bastante generosos, tienen en todo momento un sonido que yo definiría como ritual, o al menos a mí me transmiten esa atmósfera arcana de sacrificios y brujería que encontramos en bandas como Opera IX por ejemplo (salvando las distancias). Su teclista femenina también aporta su voz, que no es operística ni nada que nos haga pensar en el calificativo gótico, más bien es una voz casi narrada que por supuesto encaja con esas ambientaciones que comentaba, incrementadas por los cortes instrumentales del álbum en ese mismo tono (tiene cuatro instrumentales y cinco canciones).
La voz rasgada, ya que menciono temas vocales, me recuerda a la de Darzamat y Mastiphal, una áspera rasgada que no quiere resaltar por encima de la música sino que más bien se integra en ella.

La producción no es ninguna maravilla precisamente, y personalmente opino que este álbum no es tan soberbio como las joyas de Profanum, Bishop of Hexen, Avatar y Grimoire, pero estos treinta y cinco minutos son una interesante adición para ávidos investigadores de estos sonidos.

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