viernes, 15 de enero de 2016

ENTHRAL - The Mirror's Opposite End





Un disco noruego del año 98 que incluye a un ex-teclista de los viejos Dimmu Borgir... esto en principio debería ser carne de este blog y quienes no lo conozca tal vez se extrañen de que no lo haya puesto durante todos estos años, pero no es lo que parece.

Este álbum, el segundo en el haber de esta banda aún activa, es poco convencional. Desde luego suena a noventero, con esas melodías tan de aquellos fabulosos tiempos y la curiosa producción turbia con la voz rasposa sobresaliendo como si quisiera desgarrar ese velo añoso lleno del moho del olvido; pero no es exactamente lo mismo que encontraríamos en obras del mismo país, estilo y años como Gehenna, Obtained Enslavement, Troll o Limbonic Art. No son muy tradicionales ni tampoco buscan experimentar, dejémoslos como un grupo que seguía su camino sin pensar en si querían encajar en algo de antemano.

El miembro más conocido de la formación que tuvieron por entonces es, sin duda, Stian Aarstad. No obstante, no es quien más sobresale, que no lleve a engaño que haya sido el teclista de los primeros trabajos de los archifamosos Dimmu Borgir porque nada tiene que ver con su pomposo sinfonismo y el protagonismo recae en las guitarras. Sus teclados no aparecen en toda la duración del CD, y cuando lo hacen tienen un estilo más sencillo que le da una profundidad mística y sutil a los momentos más atmosféricos.
Una excepción del disco es el segundo tema, "In Passion Swept", en el que aparece un elegante piano y una vocalista femenina contrastando con la notable aspereza de las voces rasgadas, de ese tipo que suenan muy infectas y llenas de densas capas de roña (sólo en contadas ocasiones aparece alguna voz clara). Los demás temas son más austeros, con un buen sentido de la melodía en sus rudas pero trabajadas guitarras que hace que ya de por sí merezca mucho la pena el álbum, habiendo hasta momentos reminiscentes del Doom Metal, pues es además un disco que pasa de la clásica velocidad blacker de baterías a momentos más pausados.

Es un disco bien extenso, de una hora y catorce minutos para degustar con calma y retomar en otras ocasiones y así paladear mejor los detalles. Esto forma parte de esa escuela del Black Sinfónico/Melódico noruego de los 90 que pasó algo más desapercibida, como sucedió más o menos con Bloodthorn o Perished.












2 comentarios:

vhpoteufel dijo...

hola, me da mucho gusto saber que estás de vuelta, es una e las noticias que me hacen sonreir este año

Carlos dijo...

Muchas gracias, comentarios así me animan a continuar esto con las fuerzas renovadas que traigo.