La reciente borrasca ha dejado a su paso espesas nevadas en las montañas donde vivo, pintando de blanco las vastas altiplanicies y las agrestes cumbres de tal manera que es una inevitable invitación a escuchar odas al invierno como este CD ruso que fue autoproducido en 2015.
Tras una intro con sonidos de pájaros que nos traslada a la temprana primavera más que al invierno (la outro final es del mismo estilo), tenemos cinco temas en los que el Black Atmosférico se da la mano con ciertas dosis de Ambient níveo. En su faceta blacker desata bastantes ventiscas de guitarras filosamente distorsionadas con voces perforadas por carámbanos y baterías que llegan al ritmo de desatar aludes de blast-beats. No obstante, esos ritmos se relajan con mucha frecuencia para favorecer el ambiente calmado que queda tras una intensa nevada y el silencio que le sucede en el bosque, siendo ahí donde se luce especialmente este proyecto individual de un solo músico.
Digamos que es como si tomáramos el Black invernal de unos Catamenia primerizos añadiéndole el fabuloso manto de teclados de los doomsters Forest Stream, una combinación que suena mucho al ambiente que encontramos temprano en una mañana invernal de intenso frío y serenidad tras una nevada nocturna. Los pianos tienen un rol muy importante en estas composiciones gélidas de fantasías boreales, bien acompañados por esos sintetizadores propios de ambientes de infinitos horizontes nevados en las estepas rusas.
Un inconveniente que le encuentro al álbum es su irregular nivel. Si quitamos la intro y la outro nos quedamos con cinco canciones propiamente dichas de las que tres de ellas brillan muy especialmente con las características descritas, mientras que las otras dos quedan bastante deslucidas y no alcanzan la misma calidad en mi opinión.
Catamenia, Forest Stream, Kauan, Helgrindr, Vordven... sin duda se puede añadir este CD de Shadowland a ese repertorio de gélida belleza.
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