martes, 31 de mayo de 2022

ECLIPSE - Dorsacharm's Venomous Colours

 




Lo que son las cosas, iba a reseñar hoy un disco de Black-Folk nuevo de este año hasta que me he topado con esto por casualidad gracias a una de esas recomendaciones automáticas que te hacen las aplicaciones musicales en base a tus gustos.
Esos algoritmos basados en lo que escuchas no siempre tienen por qué acertar, y de hecho no lo hacen a menudo, pero ahora estamos ante uno de esos casos en los sí que se acierta.

Hay multitud de bandas con el poco original nombre de Eclipse, 276 según la página de Metal Archives, por lo que hay que especificar obligatoriamente que hablamos de la banda polaca de Black Sinfónico que se formó en los años 90.
Por los pelos hablamos de material noventero estrictamente al haberse editado este EP en el año 2000, porque la banda nació en 1997 y el sonido del disco es eso puramente. 

No pensaba hacer comparaciones porque no me recuerda a ningún grupo concreto, aunque sí que podemos rememorar con deleite el viejo estilo sinfónico de otros polacos como Eblis, Profanum, Darzamat y Lux Occulta. Quien conozca esos mágicos referentes sabrá de qué hablamos, y si no es el caso ya explico mejor que se trata de sonido sinfónico y levemente áspero que crea una atmósfera seductoramente elegante.
Las guitarras llegan a brindar alguna melodía sugerente muy a tono con las ambientaciones, pero lo habitual son los guitarrazos recios nada elaborados con ese matiz crujiente de las producciones noventeras, al igual que la batería descarga violencia blacker al mismo tiempo que relega medios tiempos y lentitud cuando el ambiente requiere romance nocturno.
La voz rasgada es igualmente tosca y agresiva, apareciendo un acusado contraste cuando interviene la ocasional voz femenina de una cantante de sesión que aporta un punto muy etéreo y espiritual que tenían los viejos discos de Lux Occulta al utilizar la voz femenina del mismo modo. Pero hablar de atmósferas de divinidad mancillada es remitirnos directamente a los teclados, muy sencillos pero con la muy necesaria capa de terciopelo negro en forma de brumosos sintetizadores y delicados pianos.

No está nada mal si te gusta mucho el estilo, porque innovación no tiene en absoluto y esto es para fans empedernidos del Black Sinfónico de los viejos tiempos aunque sea un breve EP con tres canciones y dos instrumentales.






martes, 24 de mayo de 2022

MÖRK GRYNING - Tusen år har gått

 




Hoy nos sumergimos de nuevo en la magia (negra) del Black Metal de los años 90 con un disco que, tarde o temprano, tenía que acabar apareciendo reseñado por aquí.
Corría el año 1995 cuando dos jovencísimos músicos suecos (de 18 y 15 años) lanzaron este debut durante la era de Marduk y Dissection mientras que Dark Funeral también daba sus primeros pasos.
Pero no serán referentes durante esta reseña, ni siquiera Dissection al compartir melódico estilo, sino que más bien preferiría hablar de los primerizos Naglfar en todo caso.

Comparaciones ya de lado, este álbum que se puede traducir como "Mil años han pasado", así como el nombre de la banda sería Amanecer Oscuro, toca un Black Metal en el que destacan las melodías pero sin olvidar en absoluto la intrínseca violencia del estilo.
Las punzantes guitarras están al frente sin ningún género de dudas, quedando los teclados para momentos concretos aunque bien sea cierto que cuando aparecen tienen un prominente sonido. La escuela sueca de su guitarreo es más que obvia y notoria, desprendiendo un Black Melódico muy constante en esa ya conocida faceta que aúna melodía con sucia oscuridad en medio de una producción turbia pero agresiva.
Igualmente violenta es la voz, una rasgada algo tosca y básica que, no obstante, cumple con su arrogante cometido. El bajo, curiosamente, llega a destacar, no así mucho la batería con su mero golpeteo que, de todos modos, es lo que suele buscar un disco de Black Metal con sus ritmos apabullantes.
Decía que hay teclados. Son pocos, pero cuando hacen acto de presencia logran maravillar con esa atmósfera de etérea oscuridad de los discos noventeros. No podemos decir que esto llegue al sinfonismo, aunque resalten sus pasajes, eso sí.

Quienes conocen bien el género ya habrán oído esto, pero nunca está de más recomendarlo a quien se esté iniciando y desee conocer otro viejo tesoro de los 90.



DESCARGA AQUÍ



viernes, 6 de mayo de 2022

WITHERED LAND - The Endless Journey

 



El año pasado debutó este proyecto en solitario de la bielorrusa Olga Kann que, pese a contar con apoyo de sesión para las guitarras y voces, ha creado y compuesto todo por sí misma, incluyendo las letras y la portada del álbum.

Nada más empezar a escucharlo se percibe que lo suyo es lo épico, dotando este disco de Black Sinfónico de un aura batalladora de principio a fin. La historia narrada por sus cinco canciones desarrolla la clásica aventura del guerrero que intenta regresar a su hogar en un interminable viaje en el que los peligros a sortear incluyen apariciones espectrales.

Lo mayor herencia del Black Metal puede estar en las voces y guitarras, justamente los elementos aportados por músicos invitados, mientras que de la batería no se comenta nada y me hace pensar que debe ser simulada con los sintetizadores como hacen Summoning. Justamente esta banda recién citada es una referencia habitual al describir este CD, aunque yo agregaría que tiene el ambiente ampuloso de Moongates Guardian de una manera más natural y omitiendo tanto homenaje cinematográfico.
La parte Black suena potente pero sin llegar a ser muy cruda, con unas guitarras suficientemente potentes y ritmos muy variados que ayudan a que realmente el álbum sea un relato como se pretende. La voz rasgada tiene un tono agresivo casi aullante, cediendo terreno en ocasiones a voces narradas como suele pasar en estos estilos épicos, pero sobre todo la atmósfera la concede el generoso manto de teclados que llegan a sobresalir mucho en las composiciones en forma de prominentes y majestuosas sinfonías, sin olvidar los efectos ambientales como el crepitar del fuego o los graznidos de las aves.

Me veo en la tesitura de repetir mi habitual discurso de que aquí no hay innovación ni originalidad, pero quien guste de lo sinfónico y épico lo sabrá disfrutar.








miércoles, 4 de mayo de 2022

SILENT CRY - Remembrance

 




Brasil no es un país del que conozca mucha escena Gothic-Doom, siendo Adagio la banda de referencia que siempre me venía a la cabeza, pero años atrás conocí también gracias a una acertada recomendación este otro grupo de similar factura.
Tanto Adagio como Silent Cry lanzaron sus discos debut en 1999, pero estos últimos tienen sus primera demo en fecha anterior como también lo es la misma creación como banda, siendo pionera en su estilo en aquellas tierras.

Lo más sencillo sería empezar a mencionar a Theatre of Tragedy o Tristania al hablar de un disco gótico con el clásico dueto vocal gutural/femenino, pero le haría mucha más justicia profundizar desgranándolo y destacar que su parte Doom es muy notoria y se percibe que bebe de la fuente de los legendarios My Dying Bride.
Sus guitarras, en efecto, tienen un notable desarrollo a la hora de ir suministrando melodías sumamente dolientes con toda la amargura de los tiempos pasados que nunca volverán, de la oportunidad perdida que pesa como una losa de piedra en el alma, como esas palabras decisivas que nunca salieron de los labios.
En este trabajo eminentemente volcado en tiempos lentos, algo natural en tan marchito poemario de soledad ante la angustia del paso del tiempo, el despliegue de teclados tiene un papel decisivo. Abundan los pianos y ambientaciones etéreas que redundan en la atmósfera trágica que desean (y consiguen) transmitir, llegando a pensar yo en su momento que también incluían un poco de la languidez de violín hasta que vi que no aparece ningún violinista en su formación ni como invitado, de modo que creo que deben simularlo con el teclado.
Ya fue mencionado más arriba que el estilo vocal es la habitual combinación entre voces femeninas y guturales que tanto se estilaba en los años 90, con un buen balance entre la aspereza gutural y la sedosa voz de su vocalista femenina que encaja de maravilla con el tono lírico del álbum.

Este novelero debut de 1999 queda evidentemente recomendado a los amantes del Gothic-Doom de los 90, algo así como un fascinante estado intermedio entre My Dying Bride y Lacrimas Profundere. 
Del mismo modo es también recomendado su siguiente disco de 2000 antes de irse volviendo cada vez más góticos y menos doomsters como suele ocurrir, cosa que igualmente puede interesar a quienes prefieren dichas evoluciones.