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lunes, 11 de enero de 2010

MORGUL - Lost In Shadows Grey


Tras acabar mi semana doomster (en la que he escuchado exclusivamente Doom Metal) retomo un disco que he revalorizado con el tiempo.

Por los tiempos de este debut de 1997 y su segundo disco era una banda de dos miembros, para pasar a ser un proyecto en solitario a partir de su tercer trabajo con un cambio en su sonido como les pasó a Summoning tras quedarse solamente dos miembros en “Minas Morgul”.
Algunos conocerán este proyecto noruego de mano de sus trabajos modernos, donde van más allá del Black Metal en pos de las sonoridades del horror en su forma más cinematográfica, cabe entonces empezar por aclarar que sus comienzos estaban mucho más encuadrados en el Black Metal noruego, siendo uno de los muchos casos de bandas que comienzan con un primer trabajo más crudo y adusto.

En mi caso, tras haberlos conocido con su tercer y cuarto discos, me sorprendió encontrarme con unas guitarras que nos remiten a los viejos Satyricon y Darkthrone, con esos riffs que rasgan la carne hasta que se escucha el chasquido del hueso, con rápidas descargas en la batería que no se olvidan de conceder partes lentas cargadas de herrumbre y tonalidades macilentas.
El actual despliegue vocal no existe en este primer álbum, que se centra sencillamente en voces desgarradas por finas hojas mugrientas, sin ningún tipo de voz extraña en off como en otros discos suyos. Lo que sí aparece indefectiblemente es ese gusto por las atmósferas de cine de terror que tanto desarrollaron posteriormente, de manera mucho más dosificada y sin rozar lo bizarro, pero ahí está ese toque personal de las silentes notas nocturnas que adquieren voz en las líneas de piano, tétricas intros, sintetizadores brumosos y demás ambientaciones desapacibles.
Es una lástima que no apareciese aquí la colaboración del gran violinista Pete Johansen que dio más encanto a su tercer “The horror grandeur” (reseñado en este blog), pero no se puede pedir todo.

Con cinco canciones llega esta lóbrega obra a los cuarenta minutos, duración más que decente para una buena sesión de funestas impresiones en forma de Black Metal noruego con suspiros de banda sonora de antiguo cine de horror. Recomendado a fans de Satyricon y Tartaros que encontrarán una especie de delicioso hijo secreto.


jueves, 17 de julio de 2008

MORGUL - The Horror Grandeur


Las bandas de un solo miembro y los dúos nos permiten disfrutar de todo el potencial creativo individual de los músicos que no tienen que rendir cuentas a nadie más.
Tal es el caso de Summoning cuando empezaron como tres músicos sacando un disco de Black Metal muy al uso y tradicional, para luego pasar a ser un dúo y entonces desarrollar ese estilo épico suyo tan único y genial. Y también pasó casi lo mismo con los noruegos Morgul, banda que comenzó su andadura con dos músicos (el batería Hex y Jack D. Ripper a cargo del resto) y, tras dos discos de Black a lo atmosférico bastante estándar, el batería se marchó y Jack D. Ripper dio rienda suelta a su imaginación para sacar un disco muy curioso que marcó las directrices a seguir en sus futuros discos.

No puedo empezar sin decir que la característica principal de Morgul es que suena muchísimo a película de terror de serie B, y sin duda debe inspirarse en películas antiguas porque sólo con los teclados transmite eso y toda su estética acaba dándote la razón.
Conserva resonancias de su pasado blacker, pero no podemos llamarlo Black Metal del todo, habría que decir que es una especie de Black Sinfónico muy cinematográfico con toques bizarros, en el que hay cabida tanto para la caña como para los medios tiempos y partes atmosféricas, como si del guión de la cinta se tratara según el tipo de escena.
La voz sigue siendo rasgada la mayor parte del tiempo, y bastante buena además, junto con otras más brutas y guturales, y alguna voz limpia que personalmente no me gusta nada (sobre todo en los momentos más extraños). Lo que realmente aporta ese ambiente de banda sonora son los fantásticos teclados, de estilo bastante siniestro incluyendo pianos y efectos como de feria o circo, pinceladas industriales a veces, e incluso momentos en que la producción del disco suena añeja y cascada como si proviniera de un tocadiscos viejo. Para rematar eso está la colaboración de Pete Johansen, el violinista de Tristania y The Sins Of Thy Beloved, aportando ese toque impagable.

Veo que es un disco bastante conceptual, en el que los primeros temas cuentan horribles crímenes perpetrados por una mente enfermiza, continúan con experiencias tras la muerte y acaban con tormentos causados por apariciones espectrales. Eso es en resumen lo que transmite su música, el horror sufrido por alguien que desgraciadamente ha decidido morar en la vivienda que una vez fue escenario de verdaderas atrocidades y ahora esas almas desgraciadas le hacen desgraciado a él.
Típico, pero ya decía que es como una película de horror antigua.