MEDENERA - Medenir

 

Este proyecto en solitario nacido en Italia está demostrando una creatividad de lo más productiva, ya que desde este debut de 2018 está saliendo un disco cada año (curiosamente siempre en el día de Navidad) y ya mismo tenemos el cuarto para disfrutarlo.

Viene definido su estilo bajo la etiqueta tan actual del Black Atmosférico, pero para mí podría ser perfectamente descrito como Black Sinfónico del más lento y casi cercano al Ambient. 

Imaginemos el estilo tan marcado y reconocible de los grandiosos Summoning mezclado con la hipnótica cadencia de Lustre, o unos Moon and Azure Shadow sin el factor de banda sonora.

En todo caso, lo que descubrimos al empezar a escuchar el CD es un derivado del Black Metal de ritmos muy lentos y gran profusión de teclados ambientales y épicos.

Tanto las guitarras como la calmada batería suenan distantes y amortiguadas, seguramente fue intencionado para fomentar el ambiente onírico y sugestivo que acaba de redondear el generoso despliegue de teclados que gana todo el protagonismo.

El leve zumbido de las guitarras y lo rasposo de la voz blacker de trasgo (que a veces agrega algún cántico más armonioso) son los únicos elementos crudos en unas composiciones que elevan la imaginación hacia reinos fantásticos de palacios de mármol blanco reluciendo con el sol de la tarde y bosques en los que la luz horizontal tamiza los distintos tonos del follaje otoñal. Estos sintetizadores con frecuencia emulan el sonido del arpa a la manera de Caladan Brood al inicio de su (hasta ahora) único disco, algo que ya han hecho otros tantos grupos consiguiendo siempre un relajante y elegante efecto, así como el recurrente colchón de teclados que envuelve todo el conjunto como una bruma matinal de los ríos y lagos.

Con sus 47 minutos es todo un paisaje sonoro de texturas tan épicas como hechizantes, algo que se incrementa en sus otros discos que ya superan la hora de duración. No es nada apto para quienes se hastían con los discos calmados y ambientales, pero para quien discrepe con ello conocerá un CD ideal para esas deliciosas sesiones de pura atmósfera.

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HIVERNA - III. Sorcellerie

 

Comentaba en una reseña anterior de los italianos Eard que, de todas las combinaciones que siempre se han probado en el Black Metal, una de las que probadamente han funcionado desde entonces es la fusión con el Folk. 

Los canadienses Hiverna, en activo desde 2004 y con tres discos contando este nuevo álbum de 2021, son un ejemplo de ello elaborando un Black-Folk muy eficaz y bien integrado como la simbiosis de tantos organismos vivientes.

Hay muchas ocasiones en las que los grupos simplemente añaden instrumentación Folk, ya sean flautas o acordeones por citar algunos de esos instrumentos, en un Black Metal que de por sí no tiene mucho atractivo y suena un poco forzado con esos añadidos. No es el caso de Hiverna, estando uno de sus músicos ya bien forjado en otras bandas canadienses como Monarque, Csejthe o Valknacht. Este hombre, apodado Bardunor, se encarga de la guitarra, la voz y la batería contando con otros dos músicos sin "currículum blacker" para el bajo, el teclado y la flauta.

No cabe duda de que es un disco dinámico con composiciones variadas que pueden sonar violentas o místicas según se precise en cada momento. La usual fiereza del Black Metal cuenta con un buen gusto por la melodía y tanto los ocasionales teclados, que a veces son pianos, como la generosa presencia de flauta agregan esa tinta con la que se escriben los relatos legendarios que se transmiten aquí como si fueran cantados en una posada junto al fuego en una noche otoñal.

La voz, muy barbárica y adecuada con este tono que se acerca al del Pagan Metal, dirige las canciones de corpulentas y melódicas guitarras en las que la flauta, por supuesto, brilla con protagonismo atmosférico llegando incluso a sonar junto a efectos ambientales como el de los animales nocturnos o el crepitar de una hoguera.

Era uno de los discos que más esperaba poder escuchar este año y bien mereció la pena.

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FELLWARDEN - Oathbearer

 

Hace 12 años, así como quien no quiere la cosa, conocí de casualidad la banda británica Fen y me gustó bastante su propuesta de Black Atmosférico con dosis de Post-Rock, hasta el punto de que no dudé en comprar su disco debut de aquel ya lejano 2009 al verlo en una tienda de donde yo vivía por entonces.

¿Para qué me pongo a hablar de Fen si esto es una reseña de unos tales Fellwarden? La respuesta es que Fellwarden es básicamente la música de Fen sin el añadido Post-Rock, cosa que me parece estupenda porque, aunque sonaban realmente bien, a mí me suele gustar mucho más el Black Atmosférico tal cual.

Con dos miembros de Fen, uno repartiendo latidos rítmicos en la batería y el otro a cargo de las voces y del resto de instrumentos, el parecido con su banda originaria no se puede pasar por alto al tratarse de la misma voz rasgada y de unos teclados muy similares en ambos grupos. Dejando ya de lado la comparación, hay que reconocerle al álbum un Black Atmosférico muy bien ejecutado, con cierto regusto a la vieja escuela de aroma a Agalloch o Ulver que no pasa desapercibido. 

Aunque los ritmos rápidos transmiten mucha energía y vigor, es en las partes lentas donde relucen las canciones llenas de sentir pagano y ancestral de páramos desolados con colinas rocosas en las que apenas se agarran unas briznas de hierbas azotadas por incesantes vientos.

Las sólidas guitarras, que incluyen algunas acústicas, tienen un excelente acompañamiento con los teclados, que son sencillos y libres de pretensiones pero resultan muy constantes, como una persistente bruma matutina envolviendo ese horizonte purpúreo del amanecer. El penúltimo tema es puramente instrumental y es ahí donde se permiten desarrollar senderos más Folk a diferencia de la atmósfera más brumosa del resto de canciones que hasta están imbuidas de cierta sensación de melancolía y nostalgia.

La voz, como decía, es la misma que ya conocemos de Fen, una rasgada tosca que nunca llega a gritar y, no pocas veces, utiliza cánticos de voz clara.

Tienen, aparte de este debut de 2017, otro segundo disco que fue lanzado el año pasado y el nivel no bajó, aunque yo sigo prefiriendo éste y lo recomiendo mucho.

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EARD - De Rerum Natura

 

Desde que el Black Metal tuvo sus crudísimos orígenes hoy día, le pese a quien le pese, se ha ramificado en distintas direcciones. Hay combinaciones de todo tipo, algunas directamente grotescas y absurdas, mientras que hay fórmulas que parecen resistir al paso del tiempo demostrando que funcionan.

Una de las fórmulas que siempre han marchado bien fue la de incluir instrumentación Folk con flautas, violines, percusiones y todo un abanico de instrumentos regionales de curiosos e inusitados nombres. El arpa céltica ha estado presente en ocasiones, incluso el arpa clásica allá por los 90 cuando los aún doomsters Lacrimas Profundere la empleaban por poner un ejemplo, de modo que no es nada nuevo pero igualmente es una grata sorpresa que aparezca un disco de Black Metal en el que el arpa cobra un magnífico protagonismo.

Este dúo italiano consiste precisamente en una arpista y otro músico que se encarga del resto, dando forma a un Black Atmosférico del que tanto se estila actualmente a la manera de Saor, Ruadh o Fuath. De hecho, como Black Metal por sí solo no hubiera sido nada especial, la verdad, con unas estructuras ya muy conocidas de ritmos trepidantes, guitarras bien compactas pero sin mucha crudeza y una voz cascada bastante tosca. Por suerte el conjunto es lo que consigue que este álbum nuevo del actual 2021 brille con luz propia al resultar una combinación muy interesante la descrita junto a la muy recurrente presencia del arpa que otorga una elegancia inusual.

Hay algunos otros toques como una escueta presencia de teclados y acústicas, una muy breve gaita, una igualmente fugaz voz femenina y algún cántico claro, pero claramente el arpa es lo que hace especial el disco.

Tanto si te gusta el Black Atmosférico actual, el Folk incluido en estilos así, e incluso movido por la simple curiosidad, esto te gustará seguramente.

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