Por el nombre del grupo y la portada con un castillo en tonos morados podría darse confusión con el disco de Vargrav del 2019. Incluso el estilo es similar al tocar Black Sinfónico.
Realmente este dúo del Reino Unido, con un batería y otro miembro que se encarga del resto, aparece bajo la etiqueta de Black Atmosférico tan del gusto de hoy día. Yo, no obstante, si un grupo tiene unos teclados tan presentes y prominentes no le temo a la etiqueta sinfónica, que algunos parecen querer evitar.
Efectivamente los teclados de marcadas tonadas sinfónicas destacan mucho a lo largo de este disco, que ha sido editado este mismo año y es por lo tanto el más reciente en su corta discografía. Estos sintetizadores no buscan para nada lo pomposo y carecen del barroquismo de unos Obsidian Gate o Limbonic Art por ejemplo, siendo más bien sencillos a la manera de Evilfeast o de los primerísimos tiempos de Emperor. Normalmente velan el álbum con las heladas estremecedoras de la madrugada y no pocas veces adoptan cierto sentido de fría melancolía.
Todo esto montado sobre un Black Metal bastante crudo al estilo de los años 90, siendo las guitarras bien zumbantes con el característico trémolo blacker al igual que la batería adopta el vigoroso blast-beat del estilo. Pero ambas cosas con matices, porque las guitarras llegan a ser melódicas y brindar solos, mientras que la batería puede relajar los ritmos para calzar mayores dosis atmosféricas.
La voz es crudísima sin ninguna duda, con ese tono de garganta desgarrada y putrefacta que hemos oído por ejemplo en los noruegos Obtained Enslavement.
Como he dicho ya tantas veces a lo largo de esta nueva etapa de "resurreción" del blog, estoy encantado asistiendo a esta nueva edad dorada del Black Metal Atmosférico y Sinfónico.
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