Este álbum del 2019 contiene pura oscuridad condensada, tan palpable que se diría que es líquida y fluye viscosamente hasta pegarse en ti, es el material con el que están hechas las pesadillas y alucinaciones.
Cualquiera diría que es el clásico ejemplo de proyecto en solitario viendo el estilo desarrollado, que ahora será explicado en detalle, pero no es así, esto es una banda propiamente dicha que nos llega desde los Estados Unidos. Cierto es que uno de sus tres músicos debe ser claramente el alma del grupo, siendo quien lleva a cabo las composiciones y ejecuta las voces, los teclados y hasta la batería; contando para la guitarra y el bajo con dos músicos que tienen más experiencia en otras bandas aparte.
Hablamos de un disco de lo que podemos llamar perfectamente Black-Ambient en el que ambos estilos se entrelazan y fusionan de manera homogénea creando verdaderos terrores nocturnos.
No es por lo tanto un disco para quienes no sean muy aficionados a los teclados, porque este álbum está totalmente dominado por ellos.
En medio de una producción ahogada y como de portal a una dimensión del caos suenan distantes las guitarras y baterías con unas voces rasgadas muy distorsionadas que parecen proceder de algún vórtice desconocido.
Los teclados se mueven entre cierta sensación de melancolía hasta la oscuridad más abyecta, siendo esto último lo predominante. Es realmente como añadir instrumentos y voces de Black Metal a uno de esos discos de Ambient oscurísimo como el corazón de la noche sin luna.
Es, por lo tanto, uno de esos discos que pueden interesar si buscas atmósferas de sugerente misterio como las que pueden tener por ejemplo Noktiis Eterna, Darkflight o Funérarium.
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