Hay discos que tenían una inexplicable ausencia en el blog... y éste es uno de ellos claramente.
Para quienes ya lleven sus años oyendo este tipo de música no haría falta la más mínima presentación, hablamos de una joya legendaria del Black Metal noruego de los 90, período en el que empezaban a surgir muchas bandas que se apartaban de las polémicas y las paparruchas para desarrollar ideas interesantes.
Poco duró la etapa blacker en Ulver, pero lo justo para que quedara un debut sensacional e imprescindible.
Nace de la brillante mente creativa de Garm, el mismo que ya conocemos de otras bandas como Borknagar o Arcturus (yo derivo a mis gustos con los ejemplos, obviamente) luciendo su característica dualidad vocal de gritos raspados y cánticos claros.
Antes de que empezaran con distintos experimentos tras su trilogía inicial, en este debut de 1995 tomaron la senda del Black-Folk, pero sin que esto signifique meramente tocar Black Metal con instrumentos Folk añadidos. La fórmula consiste en tocar el Black con un sentido de la melodía muy inspirado en el misticismo de la naturaleza salvaje, una mezcla muy homogénea por así decirlo, aunque sin descartar un elemento tan Folk como la guitarra acústica complementando a las guitarras de aspereza blacker y el muy notorio bajo.
Unos pequeños detalles de flauta y piano en tramos concretos de dos temas, así como el efecto del sonido de pisadas en la hojarasca y el toque de voz femenina en un tema acústico, aportan un plus de ambientación para contarnos la historia que relata la doble voz de Garm, un relato de una niña que se pierde en un bosque con inquietantes presencias hasta que cae la noche y nunca más regresa.
El tono de las distintas canciones varía de acuerdo al progreso de dicho relato. Comienza sosegadamente con voces claras únicamente, esas voces que son definidas como similares al canto gregoriano, para pasar al segundo tema con unos arranques más agresivos en los que la batería machaca blast-beats y suenan las voces rasgadas, algo que se ve con contrastes en el tercer tema. La cuarta canción, la mencionada acústica, es de aparente calma y refugio para la niña, volviendo la ferocidad en el último tema cuando ella encuentra su trágico final rematado con un tramo acústico que cierra el disco, muy apropiado para su solitaria muerte.
Posiblemente sea de los discos más influyentes, junto a los antaño doomsters Katatonia, en cuanto a bandas atmosféricas. Así como al mismo tiempo uno de los que recogieron su legado, Agalloch, se unieron al elenco de inspiradores de bandas actuales.
No pasan los años por este álbum, siempre es delicioso perderse en su olor a otoñada fresca y hojarasca mojada.
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