Una muy agradable novedad de este año está siendo este disco de Shadgar, muy reciente al haber sido lanzando el 3 de septiembre. No hay mucha información que digamos sobre este grupo de Suecia, pero aunque no aparezcan sus miembros yo intuyo que esto tiene toda la pinta de ser un proyecto de un solo músico que, además, tiene una creatividad y productividad tremendas al ser ya su tercer disco habiendo empezado tan sólo el año pasado.
Este álbum, el tercero como decía, curiosamente es sucesor de otro que ha sido editado también este mismo año (en marzo) y pudiera parecer que la cosa sería muy repetitiva y monótona, pero resulta que hay diferencias muy evidentes entre ambos discos. No sé realmente qué tal será el debut del año pasado, pero el segundo disco contiene un Black Atmosférico estándar por así decirlo, mientras que este tercer CD tiene más dinamismo con cierta personalidad propia que ha sido lo que me ha convencido.
Partimos de la base de un Black Atmosférico muy crudo en esencia con un constante colchón ambiental de teclados, sutiles pianos incluidos, que proporcionan la atmósfera de abominables visiones y horrendas apariciones.
La mencionada crudeza está en las muy distorsionadas guitarras que suenan a modo de denso muro marcado por ritmos tanto rápidos como pausados, y también en las filtradas voces rasgadas que parecen proceder de otro plano.
La presencia de teclados es muy notable, pero no podríamos decir que esto sea por tanto Black Sinfónico como ya dije en una anterior reseña similar a ésta, son un respaldo ambiental que agrega tonalidades incluso épicas y majestuosas en contraposición a la marcada melancolía del disco anterior.
Estas atmósferas de teclados llegan a veces a tener ese toque de algunos grupos de Funeral Doom de febriles y angustiosas pesadillas y, en otras ocasiones, hasta un regusto Folk.
Otro buen disco atmosférico para el estupendo repertorio de estos años recientes, que no pare la cosa.
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