Y para despedir el mes, toca un producto nacional. A estas alturas casi todos los españoles conocemos la carrera de esta banda manchega, que ha tocado con bandas como Aes Dana, Nydvind o Kampfar, por lo que no sólo los españoles ya estamos al tanto de su existencia.
Pero no entremos en detalles con este debut de 2001 sin antes decir que la música de la banda (de nombre tan poquísimo original) es Black Metal, con unas inclinaciones paganas que resultan decisivas en su sonido final. Las fuentes de las que han bebido parecen ser el Black noruego más épico (con Satyricon como ejemplo mejor conocido) y el Black polaco de regusto pagano (Graveland, Veles y similares), pero de manera más melódica que los ejemplos mencionados, que sabemos que son grupos más bien crudos.
El elemento meramente blacker se deja notar en las partes más rápidas y furiosas, aunque la batería es mejorable, y las guitarras poseen su punto de distorsión aunque no sean tampoco como los filos oxidados de Satyricon. Es en los medios tiempos donde dejan notar su fascinación por lo pagano, concretamente por los pueblos celtíberos, idea que celebro porque no necesitamos echar manos de lo vikingo teniendo los pueblos que habitaron la península; con pinceladas acústicas y un teclista (que abandonó el grupo) aportando un trasfondo de teclados bastante constante pero tirando a lo sencillo. Pueden por tanto estar tranquilos los que prefieren los teclados en un segundo plano y sólo acentuando el ambiente.
Pero no entremos en detalles con este debut de 2001 sin antes decir que la música de la banda (de nombre tan poquísimo original) es Black Metal, con unas inclinaciones paganas que resultan decisivas en su sonido final. Las fuentes de las que han bebido parecen ser el Black noruego más épico (con Satyricon como ejemplo mejor conocido) y el Black polaco de regusto pagano (Graveland, Veles y similares), pero de manera más melódica que los ejemplos mencionados, que sabemos que son grupos más bien crudos.
El elemento meramente blacker se deja notar en las partes más rápidas y furiosas, aunque la batería es mejorable, y las guitarras poseen su punto de distorsión aunque no sean tampoco como los filos oxidados de Satyricon. Es en los medios tiempos donde dejan notar su fascinación por lo pagano, concretamente por los pueblos celtíberos, idea que celebro porque no necesitamos echar manos de lo vikingo teniendo los pueblos que habitaron la península; con pinceladas acústicas y un teclista (que abandonó el grupo) aportando un trasfondo de teclados bastante constante pero tirando a lo sencillo. Pueden por tanto estar tranquilos los que prefieren los teclados en un segundo plano y sólo acentuando el ambiente.
Lo que puede no gustar al oyente más exigente es la producción, aunque no es mala en absoluto y a mí me gusta por el sabor a los 90 que añade, pero lo que en verdad no me acaba de gustar es la voz; su vocalista podría mejorar su interpretación, con unas rasgadas muy burdas y con resonancias guturales, no lo hace mal pero desde luego habría estado mejor el disco con unas buenas voces lobunas, y tienen el acierto de meter algún coro pagano.
Hay discos mejores en el estilo, sobre todo para los que fagocitan cantidades colosales de material pagano, pero a mí me ha gustado y no está nada mal para ser un debut (ojo con la portada y el estupendo logo), y encima de nuestras fronteras.
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