He visto hace poco que esta banda holandesa ha sacado un nuevo trabajo este año, pero no me interesa mucho que digamos el lanzamiento, y en cambio he sentido deseos de retomar su debut de 2000, de cuando era aún un proyecto en solitario.
Compatriotas de bandas que también tocan buen Black Sinfónico, como Ordo Draconis, Liar of Golgotha, Carach Angren, Eternal Conspiracy, Serenade of Darkness o Winter of Sin entre otros, no se quedan atrás con trabajos tan buenos como su “At the dawn of war” de 2005, pero examinemos ahora cómo fueron sus inicios.
Como había dicho antes, por los tiempos de este debut aún no se había reclutado una formación completa, y el vocalista/guitarrista Shamgar se encargó de todo con bastante holgura. Lo único que no pudo hacer fue encargarse de la batería, que acabó siendo programada, pero por lo demás está bien.
Es bastante más crudo que los otros discos, que resultan más estilizados y correctos que la media del Black Metal, teniendo aquí un muro de poderosa distorsión guitarrera apoyado por los blast-beats de la batería (programada, pero potente al menos).
La voz es también muy blacker, una rasgada un poco apagada, pero retorcida y aullante, que queda a veces un poco ahogada en el fango de la producción pero no pierde agresividad. Se suman algunos cánticos claros y épicos, aunque poca cosa.
Compatriotas de bandas que también tocan buen Black Sinfónico, como Ordo Draconis, Liar of Golgotha, Carach Angren, Eternal Conspiracy, Serenade of Darkness o Winter of Sin entre otros, no se quedan atrás con trabajos tan buenos como su “At the dawn of war” de 2005, pero examinemos ahora cómo fueron sus inicios.
Como había dicho antes, por los tiempos de este debut aún no se había reclutado una formación completa, y el vocalista/guitarrista Shamgar se encargó de todo con bastante holgura. Lo único que no pudo hacer fue encargarse de la batería, que acabó siendo programada, pero por lo demás está bien.
Es bastante más crudo que los otros discos, que resultan más estilizados y correctos que la media del Black Metal, teniendo aquí un muro de poderosa distorsión guitarrera apoyado por los blast-beats de la batería (programada, pero potente al menos).
La voz es también muy blacker, una rasgada un poco apagada, pero retorcida y aullante, que queda a veces un poco ahogada en el fango de la producción pero no pierde agresividad. Se suman algunos cánticos claros y épicos, aunque poca cosa.
También supo hacerse cargo este hombre de los teclados, con un buenas capas de sintetizadores ambientales que aportan un toque muy melancólico fluyendo entre tanta violencia, aunque algunos temas son menos furiosos y aquí es donde se lucen las composiciones más apesumbradas con buenos pianos, a tono con la ruinosa estampa de la portada.
La temática siempre fue bastante medieval, y me encanta percibir el interés que muestran por el noble arte de la cetrería, que da nombre a este álbum debut e inspira portadas de otros discos.
Ya sólo me queda recomendarlo a quienes aprecian el Black Sinfónico de sonido distorsionado pero bien imbuido del espíritu de la melancolía, y con regusto épico, si te gustan Sear Bliss, Astaarth o Wolven Ancestry por ejemplo.
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