La súbita bajada de las temperaturas de estos dos últimos días me exigen subir algo de esta calaña, un proyecto cuyo nombre significa “Reino del invierno” y nos hiela la sangre con su Black-Ambient.
Esto del Black-Ambient es una forma de etiquetar a los grupos que me atrae muy poco porque suelo imaginar música más ambiental que otra cosa, con más bien poco Black Metal en su fórmula, pero en este caso he tenido suerte al haber topado con un disco que contiene un porcentaje blacker más que satisfactorio para mí.
Y es que resulta que este proyecto de un único músico alemán es tremendamente prolífico, contando desde el año 2000 con una ingente cantidad de álbumes, splits, demos, EPs y recopilaciones. Así que he sido muy afortunado al haber podido gozar de primeras del que parece ser su álbum más adecuado para mis gustos.
Según me han comentado, Vinterriket cuenta con álbumes enteramente ambientales, y algunos que contienen sólo un par de temas de Black Metal, y este álbum del 2005 que yo he descubierto tiene sólo tiene tres instrumentales y sus otros seis temas restantes combinan Black Metal con su maravillosa base de teclados Ambient.
Su música se basa sobre todo en recrear con los teclados la ruda y sencilla belleza del invierno, que vemos plasmada por ejemplo en la vastísima soledad de las inhóspitas cumbres nevadas (con samples de viento y nevadas incluidos), y en las canciones blackers añaden más hostilidad aún al incorporar las distorsionadas guitarras, baterías y voces desgarradas del Black Metal.
La voz está filtrada y no resulta natural, supongo que pretende sonar como el horrendo aullido de una bestia a través de la tormenta, y en el contexto de esta música en verdad la veo bastante a tono con esas guitarras tan zumbantes y afiladas como roca desnuda entre el hielo y la nieve. Pero toda esta crudeza por sí sola sólo lo convertiría en un grupo más de Black Metal del montón, y sus teclados logran hacer de este álbum un monumento al invierno, puesto que con sencillos teclados este hombre nos regala todo un paisaje de escarcha y vientos tan gélidos que casi parece que puedan cortarnos con su frío atroz.
Los amantes del buen Black Metal con altas dosis ambientales sabrán apreciarlo, y más si desean experimentar un recorrido por valles glaciares donde la muerte acecha silenciosamente.
Y, por supuesto, apreciaré recomendaciones si alguien puede decirme si otros de sus discos son tan blackers como éste.
Esto del Black-Ambient es una forma de etiquetar a los grupos que me atrae muy poco porque suelo imaginar música más ambiental que otra cosa, con más bien poco Black Metal en su fórmula, pero en este caso he tenido suerte al haber topado con un disco que contiene un porcentaje blacker más que satisfactorio para mí.
Y es que resulta que este proyecto de un único músico alemán es tremendamente prolífico, contando desde el año 2000 con una ingente cantidad de álbumes, splits, demos, EPs y recopilaciones. Así que he sido muy afortunado al haber podido gozar de primeras del que parece ser su álbum más adecuado para mis gustos.
Según me han comentado, Vinterriket cuenta con álbumes enteramente ambientales, y algunos que contienen sólo un par de temas de Black Metal, y este álbum del 2005 que yo he descubierto tiene sólo tiene tres instrumentales y sus otros seis temas restantes combinan Black Metal con su maravillosa base de teclados Ambient.
Su música se basa sobre todo en recrear con los teclados la ruda y sencilla belleza del invierno, que vemos plasmada por ejemplo en la vastísima soledad de las inhóspitas cumbres nevadas (con samples de viento y nevadas incluidos), y en las canciones blackers añaden más hostilidad aún al incorporar las distorsionadas guitarras, baterías y voces desgarradas del Black Metal.
La voz está filtrada y no resulta natural, supongo que pretende sonar como el horrendo aullido de una bestia a través de la tormenta, y en el contexto de esta música en verdad la veo bastante a tono con esas guitarras tan zumbantes y afiladas como roca desnuda entre el hielo y la nieve. Pero toda esta crudeza por sí sola sólo lo convertiría en un grupo más de Black Metal del montón, y sus teclados logran hacer de este álbum un monumento al invierno, puesto que con sencillos teclados este hombre nos regala todo un paisaje de escarcha y vientos tan gélidos que casi parece que puedan cortarnos con su frío atroz.
Los amantes del buen Black Metal con altas dosis ambientales sabrán apreciarlo, y más si desean experimentar un recorrido por valles glaciares donde la muerte acecha silenciosamente.
Y, por supuesto, apreciaré recomendaciones si alguien puede decirme si otros de sus discos son tan blackers como éste.
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