No tenía la menor idea de la existencia de esta banda pese a que ya van por su tercer disco (con un ritmo de disco por cada año, están siendo muy productivos), pero el caso es que este último trabajo de 2021 está siendo de lo que más me está gustando del presente año.
Este dúo noruego, del que poco se puede llegar a saber, pese a ser reciente y existir solamente desde el 2019 tiene muy claras sus raíces en el Black Metal de su país. Es concretamente del tipo muy atmosférico y casi sinfónico, recuerda a esos viejos grupos noruegos con un mínimo de crudeza pero bien surtidos de ambientaciones como Malignant Eternal, Kvist o los primeros Gehenna.
La producción permite escuchar bien los instrumentos pero no pierde crudeza por ello con esas guitarras crujientes de escarcha y las baterías potentes del estilo. Pero, con respecto a esto último, justamente una de las mejores bazas del álbum es la soltura con la que manejan ritmos rápidos, medios tiempos e incluso una lentitud que puede hacer que pensemos en esos grupos bien metidos en el Black Depresivo, entre el tono de decrépito romanticismo que adoptan estas partes lentas con teclados ambientales y lo casi agónico de las voces desgarradas.
Estos dos últimos puntos merecen ser comentados aparte. En primer lugar las voces gritadas con tono desgastado que a veces se complementan con unas pocas y discretas voces claras. Luego está el asunto de los teclados, que no están presentes a lo largo de todo el álbum a la manera de los discos más sinfónicos del género, pero sí tienen un papel clave en las composiciones al aportar las acuarelas invernales de esas latitudes boreales, consistiendo sobre todo en unas texturas neblinosas y lúgubres, aunque haya algunos detalles más elaborados como el delicado inicio de piano en el segundo tema.
Da gusto comprobar que a día hoy aún pueden salir buenos productos de la legendaria Noruega.
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