Por fin ha salido a la luz uno de los discos que más esperaba este año, máxime cuando en principio se esperaba para el año pasado, y aquí tenemos para nuestro disfrute este trabajo de Death Metal desde Texas. En general sigue la línea hedionda de su EP de 2007 “Allegiance to the will of damnation”, aunque con más solidez y un resultado más compacto en este debut.
No soy el primero ni el último en fijarse en lo mucho que recuerda la portada a Immolation, esa escena de conquista infernal de los reinos celestiales que ya plasmaron en su día, y no sólo remite a lo estético porque recuerda también bastante a ellos y a otros compatriotas suyos como Incantation con su Death Metal de corte oscuro y pesado que incluye muchas partes infecciosamente lentas.
Pero no queda ahí la cosa, nada de eso, teniendo como guitarrista a Wes Weaver, músico de Imprecation, el disco lleva la putrefacta marca finlandesa en sus riffs de mugrosa densidad al igual que sucede con Funebrarum por ejemplo, otros estadounidenses con mucha influencia de la pestilencia finlandesa.
Junto ese aliento sulfuroso de las guitarras tenemos la batería que marca rápidos y poderosos ritmos de hordas que pisotean con sus pies descalzos los dorados tronos divinos. Con el toque especial de esta banda en las partes lentas, que casi entran en terrenos Doom-Death, y cuando digo Doom-Death me refiero a la faceta más oscura y ruda del estilo, dando una contundencia tal que casi puedes escuchar cómo estalla un cráneo bajo tus pies mientras los ojos explotan como uvas.
Y la voz a tono, por supuesto, una gutural muy baja y oscura, pero sin llegar tampoco a la terrorífica cavernosidad de voces como la de Vasaeleth por ejemplo.
Durando algo más de media hora, al fin tenemos algo más de material tras aquel breve EP de poco más de veinte minutos que hizo las delicias necrológicas de muchos de nosotros, a disfrutar se ha dicho, que ya huele la carne.
No soy el primero ni el último en fijarse en lo mucho que recuerda la portada a Immolation, esa escena de conquista infernal de los reinos celestiales que ya plasmaron en su día, y no sólo remite a lo estético porque recuerda también bastante a ellos y a otros compatriotas suyos como Incantation con su Death Metal de corte oscuro y pesado que incluye muchas partes infecciosamente lentas.
Pero no queda ahí la cosa, nada de eso, teniendo como guitarrista a Wes Weaver, músico de Imprecation, el disco lleva la putrefacta marca finlandesa en sus riffs de mugrosa densidad al igual que sucede con Funebrarum por ejemplo, otros estadounidenses con mucha influencia de la pestilencia finlandesa.
Junto ese aliento sulfuroso de las guitarras tenemos la batería que marca rápidos y poderosos ritmos de hordas que pisotean con sus pies descalzos los dorados tronos divinos. Con el toque especial de esta banda en las partes lentas, que casi entran en terrenos Doom-Death, y cuando digo Doom-Death me refiero a la faceta más oscura y ruda del estilo, dando una contundencia tal que casi puedes escuchar cómo estalla un cráneo bajo tus pies mientras los ojos explotan como uvas.
Y la voz a tono, por supuesto, una gutural muy baja y oscura, pero sin llegar tampoco a la terrorífica cavernosidad de voces como la de Vasaeleth por ejemplo.
Durando algo más de media hora, al fin tenemos algo más de material tras aquel breve EP de poco más de veinte minutos que hizo las delicias necrológicas de muchos de nosotros, a disfrutar se ha dicho, que ya huele la carne.
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