Seguro que a muchos os ha gustado el batería de los dos últimos álbumes de Cradle of Filth, el tal Marthus, que he de decir que lo hace muy bien en esa pequeña remontada que ha hecho el grupo británico cuando cada vez caía más bajo (aunque nunca podrá ser como antes por mucho que haya mejorado ahora).
Pues resulta que cuando vi el nombre del batería, de momento me acordé de que forma parte de esta banda de la República Checa que no está nada mal. Y no sólo toca la batería Marthus aquí, también son suyos los teclados y él compuso todo el material.
Son considerados como Dark Metal, otros meten la etiqueta Gothic por medio… yo personalmente lo veo como Metal extremo sinfónico, lo que quiere decir que parte del Black Sinfónico de una manera que lo sinfónico se hace muy prominente mientras que la parte Black queda en segundo plano.
Pensemos en grupos como Fear of Eternity, Bishop of Hexen, Elffor o Summoning, no se parecen en nada en un principio, muy siniestros unos y muy épicos los otros, pero tienen en común lo que caracteriza a este álbum de Inner Fear: unos continuos y pomposos teclados que manejan todo el conjunto mientras que las guitarras están ahí con una labor secundaria.
La batería está bien, el hombre sabe hacer su trabajo con ritmos variados, pero se le concede importancia al refulgir sinfónico de los teclados, elegantes y majestuosos en gran parte, con toques de piano y pinceladas de moderada épica, que dan sentido al trasfondo espiritual del álbum al ser titulado con el inmortal concepto del akhu egipcio.
El vocalista no sobresale entre las sinfonías con su voz rasgada que no llega a ser gritona, acompañada en ocasiones por unas femeninas que hacen ese coro que gustaban de usar grupos como Siebenbürgen o Love Lies Bleeding.
No os voy a descubrir una joya escondida con este debut del 2000 que por lo visto no fue lanzado oficialmente, pero si te gusta lo sinfónico está claro que no está mal para pasar un buen rato entretenido.
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