Termino el mes con una entrada doomster, que resulta ser una de las mejores recomendaciones en el género que me han hecho en los últimos meses. Nos servirá para comprobar, una vez más, que Australia tiene un gran repertorio doomie en la más pura tradición europea (e incluso muy británica en ciertos casos) con Cryptal Darkness, Paramaecium, Avrigus, Virgin Black o Stone Wings.
Precisamente esta banda tiene mucho que ver con Stone Wings, tanto que es el mismo grupo, que primero sacó en 2001 este álbum para después continuar bajo el nuevo nombre que adoptaron. Lo curioso es que este disco y el editado como Stone Wings parecen de bandas distintas, por lo queda hasta bien que la banda haya tenido dos nombres.
En este disco nos dan una buena muestra del Doom-Death australiano en la vena atmosférica del viejo continente, menos pesado que en Stone Wings y con mayor prominencia de teclados, pero sin restar por ello la ruda naturaleza de piedras deterioradas del estilo; Es Doom-Death con sus buenos riffs que incluso a veces se hacen propios del Death Metal, del mismo modo que los ritmos a veces aceleran un poco entre la habitual lentitud que rige el Doom Metal. Escapan apesumbrados destellos de melodía que se hacen adecuados en un disco con aspiraciones atmosféricas en su propuesta eminentemente melancólica, de teclados oníricos que contribuyen a crear el paisaje de ensoñación que reza el título del álbum, con algunos leves movimientos acústicos y un juego vocal que viene que ni pintado.
La presencia de una vocalista femenina es una de las marcadas diferencias con Stone Wings, cuya sedosa interpretación es el contrapunto ideal a la seca hosquedad de la dominante gutural. Este tema vocal sirve como punto de partida para ilustrar la mínima variedad permitida por el Doom que aparece en el disco, pues la voz femenina no aparece en algunos temas, siendo algunos más etéreos y otros más duros, incluso el penúltimo destaca por ser mucho más oscuro y amenazante que el resto.
Que no lo dejen pasar fans de cosas al estilo de Tales of Dark, Adagio o Lethian Dreams.
Precisamente esta banda tiene mucho que ver con Stone Wings, tanto que es el mismo grupo, que primero sacó en 2001 este álbum para después continuar bajo el nuevo nombre que adoptaron. Lo curioso es que este disco y el editado como Stone Wings parecen de bandas distintas, por lo queda hasta bien que la banda haya tenido dos nombres.
En este disco nos dan una buena muestra del Doom-Death australiano en la vena atmosférica del viejo continente, menos pesado que en Stone Wings y con mayor prominencia de teclados, pero sin restar por ello la ruda naturaleza de piedras deterioradas del estilo; Es Doom-Death con sus buenos riffs que incluso a veces se hacen propios del Death Metal, del mismo modo que los ritmos a veces aceleran un poco entre la habitual lentitud que rige el Doom Metal. Escapan apesumbrados destellos de melodía que se hacen adecuados en un disco con aspiraciones atmosféricas en su propuesta eminentemente melancólica, de teclados oníricos que contribuyen a crear el paisaje de ensoñación que reza el título del álbum, con algunos leves movimientos acústicos y un juego vocal que viene que ni pintado.
La presencia de una vocalista femenina es una de las marcadas diferencias con Stone Wings, cuya sedosa interpretación es el contrapunto ideal a la seca hosquedad de la dominante gutural. Este tema vocal sirve como punto de partida para ilustrar la mínima variedad permitida por el Doom que aparece en el disco, pues la voz femenina no aparece en algunos temas, siendo algunos más etéreos y otros más duros, incluso el penúltimo destaca por ser mucho más oscuro y amenazante que el resto.
Que no lo dejen pasar fans de cosas al estilo de Tales of Dark, Adagio o Lethian Dreams.
2 comentarios:
Entre tanta música buena que publicas me sorprendió no ver reseñada a una banda (o a un disco, más bien) tan influyente como los noruegos In the Woods... Y me refiero al bellísimo 'Heart of Ages' desde luego.
¿O te desanimaron las pinceladas progresivas/psicodélicas?
Ciertamente, es extraño pero por algún motivo no me acabaron nunca de gustar del todo.
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