Revisemos una vez más uno de esos buenos grupos de Black Metal que acaban transformándose horrendamente en algo más moderno e industrial, y encima tras un prometedor debut.
Corría el año 1995 cuando estos noruegos lanzaron su debut por ellos mismos, aunque poco después fue editado por Hot Records (sello de Shagrath) con la portada que veis aquí; por cierto, tuve la ocasión de ver el aspecto de la primera edición original y he de decir que salieron ganando con la nueva portada.
Musicalmente, este Black Sinfónico no difiere demasiado de lo encontrado en otros discos de ese mismo año, como por ejemplo sus compatriotas Gehenna, el proyecto sueco en solitario Parnassus y los polacos Mastiphal. Carecen no obstante de la fuerza del sonido de Gehenna, ya que su modesta producción lo acerca más a los otros dos grupos (Parnassus en su segundo disco llegó a tener producción de demo directamente).
Esta producción baja y floja no quita que sea un muy buen álbum y podemos disfrutar de sus guitarras tan escandinavas, que aunque no impriman mucha potencia por la producción sí que despiden ese zumbido denso y frío tan noruego. La batería es lo que no me acaba de gustar del todo, ya que en ciertos momentos suena enlatada, como en los blast-beats que tanto abundan en un disco de esta calaña.
El apartado que sí me gusta más, junto con los filosos riffs, es el referente a las labores atmosféricas del teclado, por supuesto. Los sintetizadores no hacen acto de presencia en todo momento, más bien están dispersos y colocados según la dosis de ambiente que pide cada parte, más o menos como pasaba con Mastiphal. Son dispersos pero con el atractivo de la variedad, siendo un punto a su favor no repetirse en ese aspecto; así tenemos por ejemplo unos muy discretos y sutiles órganos, una fabulosa parte de piano, teclados nórdicos más estándar, ciertos toques épico-triunfales que ya conocemos bien de mano de Satyricon y algunos lóbregos teclados de inspiración en los antaño dioses Emperor.
El óxido vocal es lo último que me queda por comentar, aunque este punto no sea uno de los más fuertes del grupo. En todo caso, el vocalista (que estuvo relacionado con una actriz porno, como dato curioso) es muy aceptable con su voz gorgojeante de ave carroñera, y sólo en poquísimas ocasiones añade unas líneas de voz narrada.
Seis canciones puede parecer poco, pero en sus cuarenta minutos de duración no hay instrumentales ni intros. Os puede gustar si sabéis apreciar los infames grupos citados, amén de otras delicatessen como Osculum Infame y los primerizos Dimmu Borgir, y es que hoy día no se encuentran formaciones con este sonido de antes.
Corría el año 1995 cuando estos noruegos lanzaron su debut por ellos mismos, aunque poco después fue editado por Hot Records (sello de Shagrath) con la portada que veis aquí; por cierto, tuve la ocasión de ver el aspecto de la primera edición original y he de decir que salieron ganando con la nueva portada.
Musicalmente, este Black Sinfónico no difiere demasiado de lo encontrado en otros discos de ese mismo año, como por ejemplo sus compatriotas Gehenna, el proyecto sueco en solitario Parnassus y los polacos Mastiphal. Carecen no obstante de la fuerza del sonido de Gehenna, ya que su modesta producción lo acerca más a los otros dos grupos (Parnassus en su segundo disco llegó a tener producción de demo directamente).
Esta producción baja y floja no quita que sea un muy buen álbum y podemos disfrutar de sus guitarras tan escandinavas, que aunque no impriman mucha potencia por la producción sí que despiden ese zumbido denso y frío tan noruego. La batería es lo que no me acaba de gustar del todo, ya que en ciertos momentos suena enlatada, como en los blast-beats que tanto abundan en un disco de esta calaña.
El apartado que sí me gusta más, junto con los filosos riffs, es el referente a las labores atmosféricas del teclado, por supuesto. Los sintetizadores no hacen acto de presencia en todo momento, más bien están dispersos y colocados según la dosis de ambiente que pide cada parte, más o menos como pasaba con Mastiphal. Son dispersos pero con el atractivo de la variedad, siendo un punto a su favor no repetirse en ese aspecto; así tenemos por ejemplo unos muy discretos y sutiles órganos, una fabulosa parte de piano, teclados nórdicos más estándar, ciertos toques épico-triunfales que ya conocemos bien de mano de Satyricon y algunos lóbregos teclados de inspiración en los antaño dioses Emperor.
El óxido vocal es lo último que me queda por comentar, aunque este punto no sea uno de los más fuertes del grupo. En todo caso, el vocalista (que estuvo relacionado con una actriz porno, como dato curioso) es muy aceptable con su voz gorgojeante de ave carroñera, y sólo en poquísimas ocasiones añade unas líneas de voz narrada.
Seis canciones puede parecer poco, pero en sus cuarenta minutos de duración no hay instrumentales ni intros. Os puede gustar si sabéis apreciar los infames grupos citados, amén de otras delicatessen como Osculum Infame y los primerizos Dimmu Borgir, y es que hoy día no se encuentran formaciones con este sonido de antes.
1 comentario:
Concuerdo en que noruega es una cantera de muchos grupos buenos, pero tambien malos, como en todo ...
Excelente Criticas de discos saludos !
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