He aquí un disco mítico como pocos. No sólo es parte de los “tres de Peaceville” pioneros del Doom-Death junto a My Dying Bride y Anathema, es además el disco que supuso una poderosa influencia para el venidero estilo que se llamaría Gothic Metal.
My Dying Bride es la única banda de las tres que se ha mantenido como Doom hasta ahora, pero Paradise Lost ha dejado una influencia y referencia igual de grande en el género, tanto para grupos de Doom como para el mentado Gothic Metal, debido a ciertas características que todos conocemos y ahora serán reseñadas.
Tras su debut de Doom-Death (que casi se puede considerar como Death lento) crearon un ábum menos denso y opresivo, más trabajado y con algún elemento nunca visto.
Gregor Mackintosh es responsable de haber dejado un soberbio y único trabajo en las guitarras que por sí solo ya convierte este disco en especial y sobrecogedor, realmente dan banda sonora a la melancolía, con un Nick Holmes que aún hacía unas brutales voces guturales y una producción que hace que suene decadente y sugerente.
Este álbum fue pionero en incluir algunas voces femeninas (además de unos breves toques de orquesta), siendo así los antecesores del Gothic Metal, estilo que yo disfruto cuando se trata de grupos que claramente vienen del Doom Metal.
Así pues combinó la dureza del Doom Metal con la oscuridad y elegancia gótica, convirtiendo este disco en una joya como pocas.
En fin, un clásico indispensable no sólo por su influencia e historia, sólo por sus melodías ya se merece un puesto de honor. Es una lástima que lo dejaran como casi todos los grupos que se hacen grandes en un estilo.
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