Para cerrar un mes que he hecho algo variado, con Gothic, Black, Funeral Doom y Folk, ahora lo sello con un buen disco de Death Metal que me ha gustado mucho desde hace dos meses lo conocí.
Y, además, Death del que a mí me gusta, bien oscuro, pesado y sucísimo.
Este único disco de 1992, siendo de Finlandia, tiene inevitablemente para mis delicias ese sonido pútrido de la escuela de ese país, el que alumbró entre estertores a bandas como Rippikoulu, Demilich, Demigod o Funebre.
Así que, para empezar, nos acoge la esperada producción infecta y roñosa, aunque no mala precisamente porque los instrumentos suenan en su sitio, y todo el conjunto está equilibrado sin que ningún instrumento o las voces resalten al frente, una producción cuidadamente carroñera.
Me gusta personalmente que los grupos de Death toquen partes oscuramente lentas, y es éste un disco en el que los ritmos pasan tanto por velocidades trituradoras de tuétano como medios tiempos y momentos lentorros que hacen pensar en los grupos más mugrosos de Doom-Deeath, como si las canciones se volvieran un cadáver que se pudre al irse hundiendo en aguas estancadas.
Pero no todo es pesadez monótona, porque hay un buen trabajo detrás de esto y ese sonido como corroído por la lepra deja caer algo de lo que encontramos en grupos suecos como Gorement por ejemplo (otros que gustan de tornarse maravillosamente lentos).
Sobre voces poco hay que aclarar en un grupo de Death Metal, creo yo, tan sólo la gutural afectada por las enfermedades de los muertos, que resuena correcta y no retumba tanto como en otros grupos.
Es de lo que más me ha gustado del estilo en estos meses en los que no me olvido de intentan descubrir más gemas de inmundicia, recomendado si te gustan los grupos citados y otros como Encoffination, Decrepitaph o God Macabre.
Y, además, Death del que a mí me gusta, bien oscuro, pesado y sucísimo.
Este único disco de 1992, siendo de Finlandia, tiene inevitablemente para mis delicias ese sonido pútrido de la escuela de ese país, el que alumbró entre estertores a bandas como Rippikoulu, Demilich, Demigod o Funebre.
Así que, para empezar, nos acoge la esperada producción infecta y roñosa, aunque no mala precisamente porque los instrumentos suenan en su sitio, y todo el conjunto está equilibrado sin que ningún instrumento o las voces resalten al frente, una producción cuidadamente carroñera.
Me gusta personalmente que los grupos de Death toquen partes oscuramente lentas, y es éste un disco en el que los ritmos pasan tanto por velocidades trituradoras de tuétano como medios tiempos y momentos lentorros que hacen pensar en los grupos más mugrosos de Doom-Deeath, como si las canciones se volvieran un cadáver que se pudre al irse hundiendo en aguas estancadas.
Pero no todo es pesadez monótona, porque hay un buen trabajo detrás de esto y ese sonido como corroído por la lepra deja caer algo de lo que encontramos en grupos suecos como Gorement por ejemplo (otros que gustan de tornarse maravillosamente lentos).
Sobre voces poco hay que aclarar en un grupo de Death Metal, creo yo, tan sólo la gutural afectada por las enfermedades de los muertos, que resuena correcta y no retumba tanto como en otros grupos.
Es de lo que más me ha gustado del estilo en estos meses en los que no me olvido de intentan descubrir más gemas de inmundicia, recomendado si te gustan los grupos citados y otros como Encoffination, Decrepitaph o God Macabre.
1 comentario:
Suenan excelente, lástima que sólo tengan un disco.
Publicar un comentario