Hay que ver las sorpresas inesperadas que dan algunos grupos cuando cambian de dirección, y más aún viniendo de bandas que antes no te llamaban demasiado la atención.
Tal es el caso de la banda húngara Finnugor, que en sus comienzos fue un dúo que incluía al músico que anda tras Wyrd y ahora el miembro que ha quedado ha reclutado un guitarrista, un bajista y un batería para poder continuar y sacar estos discos recientes.
Los tres primeros trabajos eran en cierta medida similares, pero en los tres últimos han ido probando con distintos sonidos y con este álbum nuevo de 2008 han dado en el clavo para mi gusto.
Empecemos por decir que siempre han tocado Black Sinfónico y nunca se han apartado de ese estilo por mucho que experimenten, aunque no con demasiado acierto en sus primeros discos, todo hay que decirlo. En sus dos primeros discos se notaba cierta influencia de Limbonic Art, mientras que en los dos álbumes siguientes probaron con lo pagano y luego una onda muy industrial con ritmos y teclados electrónicos.
Pero pasemos ya a este álbum. Se ve que su líder Gabriel Wolf ha debido estar escuchando mucho últimamente a Capitollium, porque es la comparación más aproximada sin duda. Esto quiere decir que ahora se han decidido por un sonido muy litúrgico e inspirado en la religión desde un punto de vista místico y artístico.
Así pues, lo que encontramos en este disco es una ambientación muy catedralicia y muy similar a la música sacra, con teclados muy místicos y celestiales que no pocas veces se tornan órganos de iglesia, además de hacerlo más medieval aún con la inclusión (novedad en este disco) de profundas voces claras similares a cánticos.
La voz principal es la típica de troll y a veces hay algunos susurros siniestros, con lo que esos cánticos han aportado más ambiente junto a otros detalles como los coros profesionales, violines, momentos orquestales (reales, no son simulaciones con sintetizadores) y los efectos de campanas, ya que ha contado para este disco con la colaboración de algunos músicos profesionales.
No tienen las guitarras cortantes a lo ucraniano ni el talento vocal de Capitollium, pero el bajo es bastante notable y han captado muy bien su mismo tipo de atmósfera y con ello me han conquistado, a pesar de que siguen tan irregulares como siempre y algunos temas son más monótonos en contraste con los más brillantes.
Hasta la portada, que es la mejor que han mostrado para mi gusto, sigue fielmente la estética que incluye títulos en latín para todas las canciones.
Recomendado a fans del estilo sinfónico, especialmente si les interesa este tipo de ambientación.
Tal es el caso de la banda húngara Finnugor, que en sus comienzos fue un dúo que incluía al músico que anda tras Wyrd y ahora el miembro que ha quedado ha reclutado un guitarrista, un bajista y un batería para poder continuar y sacar estos discos recientes.
Los tres primeros trabajos eran en cierta medida similares, pero en los tres últimos han ido probando con distintos sonidos y con este álbum nuevo de 2008 han dado en el clavo para mi gusto.
Empecemos por decir que siempre han tocado Black Sinfónico y nunca se han apartado de ese estilo por mucho que experimenten, aunque no con demasiado acierto en sus primeros discos, todo hay que decirlo. En sus dos primeros discos se notaba cierta influencia de Limbonic Art, mientras que en los dos álbumes siguientes probaron con lo pagano y luego una onda muy industrial con ritmos y teclados electrónicos.
Pero pasemos ya a este álbum. Se ve que su líder Gabriel Wolf ha debido estar escuchando mucho últimamente a Capitollium, porque es la comparación más aproximada sin duda. Esto quiere decir que ahora se han decidido por un sonido muy litúrgico e inspirado en la religión desde un punto de vista místico y artístico.
Así pues, lo que encontramos en este disco es una ambientación muy catedralicia y muy similar a la música sacra, con teclados muy místicos y celestiales que no pocas veces se tornan órganos de iglesia, además de hacerlo más medieval aún con la inclusión (novedad en este disco) de profundas voces claras similares a cánticos.
La voz principal es la típica de troll y a veces hay algunos susurros siniestros, con lo que esos cánticos han aportado más ambiente junto a otros detalles como los coros profesionales, violines, momentos orquestales (reales, no son simulaciones con sintetizadores) y los efectos de campanas, ya que ha contado para este disco con la colaboración de algunos músicos profesionales.
No tienen las guitarras cortantes a lo ucraniano ni el talento vocal de Capitollium, pero el bajo es bastante notable y han captado muy bien su mismo tipo de atmósfera y con ello me han conquistado, a pesar de que siguen tan irregulares como siempre y algunos temas son más monótonos en contraste con los más brillantes.
Hasta la portada, que es la mejor que han mostrado para mi gusto, sigue fielmente la estética que incluye títulos en latín para todas las canciones.
Recomendado a fans del estilo sinfónico, especialmente si les interesa este tipo de ambientación.
5 comentarios:
Hola! gracias por tu comentario en mi post de Novembers Doom, ese día blogger funcionaba mal y pasé una tarde muy larga publicando la reseña.
Finalmenete mi blog aparace en Google muchísimas gracias por tu ayuda.
Lamentablemente entre Mistress of Doom y tú me están dejando sin discos que reseñar :-) pero bueno... será cuestión de buscar.
Y de nuevo, muchas gracias por tu ayuda.
Angel Pagano
Este suena interesante, me lo apunto.
Saludos:
Aristolisto.
¡He perdido el disco! Y en internet ha volado, no lo encuentro por ningún lado. ¿Me lo podéis vovler a colgar por favor?
Saludos y gracias.
Atte: Aristofrigo.
Perdona por no haberte leído antes, ups, pero ahí te dejo dos links nuevos a falta de uno :P
Y me encanta que me hables en plural, mola, parezco un señor feudal, muahahaha.
Muchas gracias, a ver si de una vez le jinco el diente, que buena pinta tiene (no llegué a escucharlo con detenimiento pero sonaba muy de pm).
Lo del plural fue simplemente porque pensé que lo llevabas con alguien.
Saludos.
Aristogrifo.
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