Vamos a olvidarnos del estado actual de esta banda tan archiconocida (y odiada por muchos), propongo simplemente reseñar este CD en su contexto y sin ningún elemento ajeno a él.
Corría 1994 cuando estos noruegos debutaron con este álbum con No Colours Records, sello que en esta ocasión y con los fineses Vordven (1997) apostaron por un Black Metal con un sinfonismo muy bien integrado en su cruda base. Así que stamos hablando de un disco que salió el mismo año que el debut de Emperor, al igual que el primero de Infernum, el de los polémicos ingleses Cradle of Filth (otros que es para mí una lástima la manera en que han acabado) y los primeros EPs de Gehenna y Arcturus.
La portada nos muestra un excelente dibujo de Gustave Doré para los poemas “Los idilios del rey” de Lord Tennyson, una estampa tan épica como sombría que define muy bien la esencia atmosférica del disco. La reedición de 1997 de Nuclear Blast tiene la portada en color y eso ya estropea el trabajo de Doré, al menos para mí.
Unas guitarras sucias y crudas avanzan entre la polvorienta producción y unos ritmos que, si bien pueden ser rápidos como es típico en el estilo, recurren mucho a partes lentas donde la atmósfera melancólica campa a sus anchas y bien amortajada por el umbrío toque de los sintetizadores.
Aún no era la hora de los magníficos pianos de su brillante sucesor “Stormblast” de 1996, pero los teclados de este debut tienen mucho encanto añejo (bueno, y algún discreto piano hay), consistiendo sobre todo en una bruma difuminada que sólo trae tonos grisáceos a la imaginación, pero también hay pinceladas medievales y toques acústicos, y los momentos más fantasmagóricos son sensacionales como sólo podía ser posible en discos de esos años.
La voz también es más áspera y tosca que en discos posteriores, con un Silenoz al frente que tenía un tono blacker más pestilentemente clásico en contraposición a la voz de Shagrath (quien también participa en menor medida) que todos conocemos bien, escupiendo letras íntegramente en noruego con una mueca deformada por la repulsa, a lo que se agregan algunas voces narradas, y la participación de voces claras y rasgadas en el tercer tema por parte de un miembro de Dødheimsgard.
El título “Por siempre jamás” me parece adecuado en un trabajo que persistirá en mi memoria como uno de los mejores discos de Black Sinfónico de los 90, una buena ración de oscuridad medieval siempre es de agradecer.
Corría 1994 cuando estos noruegos debutaron con este álbum con No Colours Records, sello que en esta ocasión y con los fineses Vordven (1997) apostaron por un Black Metal con un sinfonismo muy bien integrado en su cruda base. Así que stamos hablando de un disco que salió el mismo año que el debut de Emperor, al igual que el primero de Infernum, el de los polémicos ingleses Cradle of Filth (otros que es para mí una lástima la manera en que han acabado) y los primeros EPs de Gehenna y Arcturus.
La portada nos muestra un excelente dibujo de Gustave Doré para los poemas “Los idilios del rey” de Lord Tennyson, una estampa tan épica como sombría que define muy bien la esencia atmosférica del disco. La reedición de 1997 de Nuclear Blast tiene la portada en color y eso ya estropea el trabajo de Doré, al menos para mí.
Unas guitarras sucias y crudas avanzan entre la polvorienta producción y unos ritmos que, si bien pueden ser rápidos como es típico en el estilo, recurren mucho a partes lentas donde la atmósfera melancólica campa a sus anchas y bien amortajada por el umbrío toque de los sintetizadores.
Aún no era la hora de los magníficos pianos de su brillante sucesor “Stormblast” de 1996, pero los teclados de este debut tienen mucho encanto añejo (bueno, y algún discreto piano hay), consistiendo sobre todo en una bruma difuminada que sólo trae tonos grisáceos a la imaginación, pero también hay pinceladas medievales y toques acústicos, y los momentos más fantasmagóricos son sensacionales como sólo podía ser posible en discos de esos años.
La voz también es más áspera y tosca que en discos posteriores, con un Silenoz al frente que tenía un tono blacker más pestilentemente clásico en contraposición a la voz de Shagrath (quien también participa en menor medida) que todos conocemos bien, escupiendo letras íntegramente en noruego con una mueca deformada por la repulsa, a lo que se agregan algunas voces narradas, y la participación de voces claras y rasgadas en el tercer tema por parte de un miembro de Dødheimsgard.
El título “Por siempre jamás” me parece adecuado en un trabajo que persistirá en mi memoria como uno de los mejores discos de Black Sinfónico de los 90, una buena ración de oscuridad medieval siempre es de agradecer.
3 comentarios:
El link esta caido, por otro lado nunca antes me habia sucedido, he de decir que las reseñas siempre son son buenas, creo que es lo que mas me gusta del blog.
Hola,
Hace mucho que no posteo en tu blog. Supongo que estarás harto de recomendaciones de grupos que se parecen a los Dimmu Borgir del Enthrone o el Spiritual...
Pues te voy a dar un poco más la paliza en ese sentido jeje:
Signs - Path of the Damned.
Saludos.
¡No hay problema! Creo que algo oí, pero me aseguraré y escucharé tu recomendación con gusto.
Saludos.
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