Me apetece realmente retomar a estos estadounidenses, a quienes descubrí hace dos años cuando editaron su brillante “Salem 1962”, que me espoleó la curiosidad para investigar un poco otros discos suyos. Así es como oí por ejemplo el debut, y especialmente los dos discos anteriores a ése de 2008.
Precisamente he encontrado a los mejores Ceremonial Castings en estos tres últimos discos, los que llevan magníficas portadas dibujadas por el belga Kris Verwimp (autor de artworks y portadas para bandas como Thyrfing, Manegarm, Horna o Absu) y el logotipo diseñado también por él.
Pasemos ya a la faena; si se caracterizan por hacer un Black-Death sinfónico, aquí en este álbum de 2005 la parte Death está más reducida, sobre todo en comparación con el deathmetalero “Barbaric is the beast” de 2006, estando más desarrollada la influencia del inefable “Anthems to the welkin at dusk” de los dioses Emperor.
Esta afiliación más blacker se nota cuando, acostumbrado a los toques más palpables de Death del siguiente disco, te topas con sus guitarras afiladas y ritmos típicos del Black Metal nórdico. Los riffs llevan no obstante el sello personal de la banda, pero en cambio las baterías suenan bastante planas y repetitivas, que es algo que no deberían unos músicos de su nivel.
En todo caso, es un disco aplastante y poderoso como ellos saben hacer, que parece portador de guerra y plagas divinas. Esta ira de los dioses es ambientada, como siempre, con unos buenos teclados, que en este álbum concreto siguen una onda muy cósmica en su mayoría, sin faltar sus buenas texturas sinfónicas y las partes de piano.
La voz es algo que también denota su mayor inclinación blacker, pues en otros discos usan guturales con bastante frecuencia, mientras que aquí aparece menos y deja mucho más protagonismo a la furibunda rasgada. Esta voz de guerrero inmortal es en verdad agresiva, un desgarro vocal que por suerte no llega a ser estridente, y aparte de las guturales también incluye algunas partes recitadas y unos pocos cánticos limpios.
La duración es larga como siempre, unos 51 minutos, coronados con un cover del “Transylvanian Hunger” de Darkthrone.
No es tan elaborado ni variado como “Salem 1962”, pero es también muy bueno y su toque más cercano a Emperor me encanta, recomendado para pasar una buena sesión al estilo del segundo álbum de los noruegos, el primero de Carach Angren o el último de Anorexia Nervosa.
Precisamente he encontrado a los mejores Ceremonial Castings en estos tres últimos discos, los que llevan magníficas portadas dibujadas por el belga Kris Verwimp (autor de artworks y portadas para bandas como Thyrfing, Manegarm, Horna o Absu) y el logotipo diseñado también por él.
Pasemos ya a la faena; si se caracterizan por hacer un Black-Death sinfónico, aquí en este álbum de 2005 la parte Death está más reducida, sobre todo en comparación con el deathmetalero “Barbaric is the beast” de 2006, estando más desarrollada la influencia del inefable “Anthems to the welkin at dusk” de los dioses Emperor.
Esta afiliación más blacker se nota cuando, acostumbrado a los toques más palpables de Death del siguiente disco, te topas con sus guitarras afiladas y ritmos típicos del Black Metal nórdico. Los riffs llevan no obstante el sello personal de la banda, pero en cambio las baterías suenan bastante planas y repetitivas, que es algo que no deberían unos músicos de su nivel.
En todo caso, es un disco aplastante y poderoso como ellos saben hacer, que parece portador de guerra y plagas divinas. Esta ira de los dioses es ambientada, como siempre, con unos buenos teclados, que en este álbum concreto siguen una onda muy cósmica en su mayoría, sin faltar sus buenas texturas sinfónicas y las partes de piano.
La voz es algo que también denota su mayor inclinación blacker, pues en otros discos usan guturales con bastante frecuencia, mientras que aquí aparece menos y deja mucho más protagonismo a la furibunda rasgada. Esta voz de guerrero inmortal es en verdad agresiva, un desgarro vocal que por suerte no llega a ser estridente, y aparte de las guturales también incluye algunas partes recitadas y unos pocos cánticos limpios.
La duración es larga como siempre, unos 51 minutos, coronados con un cover del “Transylvanian Hunger” de Darkthrone.
No es tan elaborado ni variado como “Salem 1962”, pero es también muy bueno y su toque más cercano a Emperor me encanta, recomendado para pasar una buena sesión al estilo del segundo álbum de los noruegos, el primero de Carach Angren o el último de Anorexia Nervosa.
1 comentario:
Saludos, me gusta el blog. Os felicito, y os invito a mi foro , que va enfocado al mundo del rock y el metal.
http://thebigraja.espana-foro.com
Un abrazo
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