Ha estado bien hacer caso a la recomendación de una amiga y volver a escuchar este debut de Mactätus (“inmolar” en latín, si no la memoria no me falla). Curiosamente, con este grupo he ido descubriendo su música desde lo más reciente hasta lo primero, desde su último y correcto “Suicide” hasta este “Blot” de 1997.
Así es como fui notando el recrudecimiento hacia sus inicios, desde lo limpio y contundente de sus últimas obras, de manera que este proceso inverso ha sido más gratificante así.
Hasta que topé con este debut donde veo que son comparados con el sombrío y melancólico “For all tid” de Dimmu Borgir, cosa que yo profundizaré añadiendo a otros noruegos como Svartahrid, Gehenna, Malignant Eternal, Bloodthorn, Covenant, Troll o Manes.
Ese elenco noruego que he citado ilustra entonces que este álbum contiene cuarenta y dos minutos de Black Sinfónico noventero con una producción engullida por de la hiedra.
Las guitarras son más rudas y distorsionadas que las empleadas en discos posteriores, y los medios tiempos marcan este disco con unos teclados sencillos pero envolventes como el susurro del invierno que induce a un letal letargo. Más de uno pensará en Emperor al oír esos brumosos teclados, y yo también recuerdo con deleite a los belgas Avatar.
El polvo de los siglos es levantado por una voz rasgada más árida y rancia que en los otros álbumes, al estilo de la de Mastiphal en mi opinión, con un curioso efecto de eco. El primer tema que abre el disco aporta una nota diferente con unos coros de voz clara con regusto pagano.
El posterior “Provenance of cruelty” mejora un poco la producción sin dar un paso demasiado grande, aunque sí llamaron más la atención al fichar por el sello Napalm Records, tener portada de Joe Petagno (Ouija, Stormlord, Bal-Sagoth, Antestor) y contar con colaboraciones de gente de Emperor y Darkthrone. Pero este debut tiene más intacto el turbio encanto noventero, y os gustará si disfrutáis de los grupos que fui rememorando al escribir esta reseña.
Así es como fui notando el recrudecimiento hacia sus inicios, desde lo limpio y contundente de sus últimas obras, de manera que este proceso inverso ha sido más gratificante así.
Hasta que topé con este debut donde veo que son comparados con el sombrío y melancólico “For all tid” de Dimmu Borgir, cosa que yo profundizaré añadiendo a otros noruegos como Svartahrid, Gehenna, Malignant Eternal, Bloodthorn, Covenant, Troll o Manes.
Ese elenco noruego que he citado ilustra entonces que este álbum contiene cuarenta y dos minutos de Black Sinfónico noventero con una producción engullida por de la hiedra.
Las guitarras son más rudas y distorsionadas que las empleadas en discos posteriores, y los medios tiempos marcan este disco con unos teclados sencillos pero envolventes como el susurro del invierno que induce a un letal letargo. Más de uno pensará en Emperor al oír esos brumosos teclados, y yo también recuerdo con deleite a los belgas Avatar.
El polvo de los siglos es levantado por una voz rasgada más árida y rancia que en los otros álbumes, al estilo de la de Mastiphal en mi opinión, con un curioso efecto de eco. El primer tema que abre el disco aporta una nota diferente con unos coros de voz clara con regusto pagano.
El posterior “Provenance of cruelty” mejora un poco la producción sin dar un paso demasiado grande, aunque sí llamaron más la atención al fichar por el sello Napalm Records, tener portada de Joe Petagno (Ouija, Stormlord, Bal-Sagoth, Antestor) y contar con colaboraciones de gente de Emperor y Darkthrone. Pero este debut tiene más intacto el turbio encanto noventero, y os gustará si disfrutáis de los grupos que fui rememorando al escribir esta reseña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario