Hace bastante tiempo que ya conocía a esta banda alemana con su tercer disco “Modern instinct’s purity”, que no me llamó del todo la atención, pero saciar mi curiosidad con el debut ha sido una gran idea que celebro.
Fue editado en 1997 por el sello francés Adipocere (el mismo del álbum de Noctis que subí en junio, y del segundo de Forgotten Tomb), datos que nos aproximan ideas a los que ya nos intuimos algo en la línea del sinfonismo noventero, y así es en efecto.
Una ensoñadora visión en confortables tonos anaranjados de un castillo alemán (Neuschwanstein) nos introduce en su sonido, que no podría encajar mejor con el título del álbum, ya que es cierto que estos germanos nos brindan un paisaje sinfónico pocas veces visto en bandas de años posteriores.
El ocaso de la portada es recreado por unos etéreos teclados con el mismo efecto vaporoso que de vez en cuando desprendía el disco “Celephais” de sus compatriotas Cryogenic, con bastantes momentos románticos que incluso me traen lejanos recuerdos del tercer álbum de Deinonychus y discretas notas de piano subrayando las atmósferas principales.
Fue editado en 1997 por el sello francés Adipocere (el mismo del álbum de Noctis que subí en junio, y del segundo de Forgotten Tomb), datos que nos aproximan ideas a los que ya nos intuimos algo en la línea del sinfonismo noventero, y así es en efecto.
Una ensoñadora visión en confortables tonos anaranjados de un castillo alemán (Neuschwanstein) nos introduce en su sonido, que no podría encajar mejor con el título del álbum, ya que es cierto que estos germanos nos brindan un paisaje sinfónico pocas veces visto en bandas de años posteriores.
El ocaso de la portada es recreado por unos etéreos teclados con el mismo efecto vaporoso que de vez en cuando desprendía el disco “Celephais” de sus compatriotas Cryogenic, con bastantes momentos románticos que incluso me traen lejanos recuerdos del tercer álbum de Deinonychus y discretas notas de piano subrayando las atmósferas principales.
Las voces se unen a ese énfasis ambiental, añadiendo una suave voz femenina, que no es la típica soprano poderosa de bandas góticas, sino más bien una delicada voz como de criatura del plano feérico que se combina muy bien con los teclados. Ya puestos en temas vocales, su vocalista masculino (quien es además el teclista) desgarra la sutil atmósfera con sus tonos roncamente raspados que me recuerdan levemente a Eblis y Judas Iscariot.
Pero no nos olvidemos de las guitarras, que no se quedan precisamente aparte, se preocupan en trabajarlas y ser creativos, con unos casi continuos rasgueos un poco reminiscentes de los grupos de la Europa del este en mi opinión, estando un poco entre lo contundente, lo crudo y lo melódico según el momento y la canción.
Nula originalidad, pero hacen bien lo que tocan y eso es lo que yo quiero ante todo. Yo por mi parte encantado estoy de añadirlos al repertorio sinfónico noventero, aunque haya otros que me gusten mucho más.
Pass: LordDarkness
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