martes, 3 de febrero de 2009

THEMGOROTH - Gate To The Unknown


Es apropiado el título del álbum, pues de verdad parece una puerta a lo desconocido... o no tanto, porque ya sabía de antemano que se trataba de Black Sinfónico polaco del bueno, y puedo asegurar que así fue. Siempre tuve mi tridente del Black Sinfónico de Polonia con Profanum, Eblis y Lux Occulta, pero con el tiempo se les han ido sumando Thy Hastur, Daemonicium, Mastiphal y estos Themgoroth a los que les ha tocado más recientemente el turno.

Precisamente tienen cosas en común con Mastiphal, siendo la más importante que compartieron teclista, músico con talento del que hablaré luego por separado, y el otro punto curioso es que tanto este disco debut como el único que editaron Mastiphal datan de 1995, año en que las bandas de corte sinfónico eran escasas pero con más que interesante atmósfera, como es el caso de Parnassus, Summoning, Bal-Sagoth (antes de pulir y dar forma a su curioso estilo), Gehenna y Opera IX.

Comparlos con Mastiphal no sería descabellado en base a ciertas ambientaciones, pero el sonido de Themgoroth se caracteriza por ser más relajado y altamente atmosférico.
Las guitarras son lo suficientemente blackers, pero en cambio la batería no tiene nada de agresividad ni velocidad, haciendo de este disco una obra bastante lúgubre, tal como transmiten también los teclados, que son omnipresentes a lo largo de todo el álbum y demuestran el buen hacer de su teclista, que también hizo un gran trabajo con Mastiphal y veo que 1995 fue sin duda su año por haber concedido una magnífica atmósfera a esos dos buenos trabajos. Estos teclados son en general ambientales y etéreos, aunque en no pocas ocasiones se lucen en forma de sutiles pianos o sonidos de campanas, haciendo que la música parezca envuelta por la bruma procediente de una sima entre grotescas formaciones basálticas.
Y, en cuanto a voces, pues simplemente una clásica voz rasgada con un efecto de eco que me gusta, a tono con el ambiente evocador.

El CD dura unos treinta y cuatro minutos, con cinco cortes que incluyen una intro, y el último tema es casi instrumental porque no tiene voces excepto unos gritos en su segunda mitad, con lo que nos quedan sólo tres canciones reales y me lleva a pensar que es como escuchar realmente un EP, pero por suerte tenían la costumbre de componer canciones largas y duran unos siete minutos, así que tenemos tres temas extensos con un tono tranquilo que invita a escuchar el disco sin prisas y dejándose seducir por su misteriosa atmósfera semajante a un inquietantemente solitario paseo entre ruinas que encierran horribles secretos ancestrales.

Y no puedo acabar la reseña sin apuntar que su otro disco supuso un pequeño cambio en su dirección musical, más Gothic, y no me gustó nada (sobre todo por las voces) a pesar de contar con la inestimable participación del teclista de Eblis.



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