domingo, 31 de enero de 2010

MEPHISTOPHELES - Landscape Symphonies


Hace bastante tiempo que ya conocía a esta banda alemana con su tercer disco “Modern instinct’s purity”, que no me llamó del todo la atención, pero saciar mi curiosidad con el debut ha sido una gran idea que celebro.

Fue editado en 1997 por el sello francés Adipocere (el mismo del álbum de Noctis que subí en junio, y del segundo de Forgotten Tomb), datos que nos aproximan ideas a los que ya nos intuimos algo en la línea del sinfonismo noventero, y así es en efecto.

Una ensoñadora visión en confortables tonos anaranjados de un castillo alemán (Neuschwanstein) nos introduce en su sonido, que no podría encajar mejor con el título del álbum, ya que es cierto que estos germanos nos brindan un paisaje sinfónico pocas veces visto en bandas de años posteriores.
El ocaso de la portada es recreado por unos etéreos teclados con el mismo efecto vaporoso que de vez en cuando desprendía el disco “Celephais” de sus compatriotas Cryogenic, con bastantes momentos románticos que incluso me traen lejanos recuerdos del tercer álbum de Deinonychus y discretas notas de piano subrayando las atmósferas principales.

Las voces se unen a ese énfasis ambiental, añadiendo una suave voz femenina, que no es la típica soprano poderosa de bandas góticas, sino más bien una delicada voz como de criatura del plano feérico que se combina muy bien con los teclados. Ya puestos en temas vocales, su vocalista masculino (quien es además el teclista) desgarra la sutil atmósfera con sus tonos roncamente raspados que me recuerdan levemente a Eblis y Judas Iscariot.
Pero no nos olvidemos de las guitarras, que no se quedan precisamente aparte, se preocupan en trabajarlas y ser creativos, con unos casi continuos rasgueos un poco reminiscentes de los grupos de la Europa del este en mi opinión, estando un poco entre lo contundente, lo crudo y lo melódico según el momento y la canción.

Nula originalidad, pero hacen bien lo que tocan y eso es lo que yo quiero ante todo. Yo por mi parte encantado estoy de añadirlos al repertorio sinfónico noventero, aunque haya otros que me gusten mucho más.

Pass: LordDarkness

jueves, 28 de enero de 2010

RIPPIKOULU - Musta Seremonia


Para no olvidarme del Death Metal en el blog, nada mejor que reseñar lo que considero una perla de mugre, ya que hoy mismo he recibido la reedición en CD (iniciada a finales de 2009 y a la venta este mes) de esta demo de 1993 que nos aproxima el cetrino rostro de la muerte.

Estos finlandeses nos obsequian con ese Death Metal que a principios de los 90 encontrábamos por aquellas tierras de mano de bandas como Funebre, con los alardes guitarreros justos y centrándose en crear música con viscosidad y negrura de roca fundida.
Me parecen maestros manejando las partes lentas y pesadas que emanan el olor fétido y cadaverino de una cámara mortuoria, aunque sin olvidar la contundencia y baterías más rápidas que todos conocemos del estilo. Siendo una demo, posee una producción devorada por el musgo que incrementa la sensación de sucia oscuridad, a través de la que se abren paso los estertores guturales de un moribundo lacerando el silencio.

Unos pocos y sutiles teclados aumentan la profundidad abismal del último tema de esta demo de cerca de media hora, pero donde realmente me encanta ese recurso es en la penúltima canción que se desmarca del resto al tener un ritmo prácticamente de Funeral Doom y plutónicos teclados de fondo que hieden a putrescina.

Personalmente me encantan Imprecation, Funebrarum y Blaspherian, elenco al que añado esta demo de seis temas que considero una auténtica delicatessen de las artes mugrientas, con excelente portada que muestra la pintura "La visión del caballo blanco" de Philip James de Loutherbourg.
Para los fans del Death Metal de la vieja escuela está siendo una excelente oportunidad esta reedición en digipack y vinilo, pero si no los conoces aún y te interesan las bandas citadas amén de otras cosas como el debut de Absu, no tardes en hacerte con este soliloquio de ruinosa decadencia.

miércoles, 27 de enero de 2010

NECROMICON - Real Of Silence


Este reciente descubrimiento de Black Sinfónico me demuestra que aún me queda por escarbar en el underground de los años noventa, ya que nunca oí hablar de esta banda y su sonido me ha supuesto una grata sorpresa.

Es el debut de 1996 de estos suecos, que no se caracteriza por ese sonido de filosas guitarras de cristal que solemos encontrar como sello personal en otros grupos de ese país; más bien les sucede como a Parnassus, Ishtar, Misteltein o Apostasy, que más que suecos parecen grupos típicamente noruegos.

Desde el primer minuto nos queda claro que se trata de un genuino producto de esos años, con su producción de vidrio ahumado que en años venideros sería sustituido por el refulgir de la era digital. Los ritmos veloces y plagados de blast-beats son una constante en este álbum de clásica agresividad blacker, donde las guitarras descuartizan el silencio con grosera persistencia.
El mismo efecto lacerante viene de mano del rudo desgarro vocal, que como efímera nota de variedad incluye voces femeninas en un par de temas para desprender algo más de atmósfera.
Y, ya que hablo de atmósfera, los teclados no son un omnipresente elemento que dirija el conjunto como en tantos otros casos del estilo, pero sí que son bastante constantes, consistiendo sobre todo en unos órganos que exhalan misticismo y pervertida santidad, dotando al álbum de ese intimismo que sólo encontramos en las bandas viejas.

Con obras posteriores no me he atrevido aún, pero las portadas no me auguran que esos discos contengan este encanto de antaño, que sin embargo contienen bandas de años modernos como Praeda, Black Palace Symphony, Magan o el primer álbum de Hortus Animae. Ya que he citado esos grupos, considero dejarlos como referentes a la hora de recomendar este buen debut sueco.

sábado, 23 de enero de 2010

AMORTIS - Summoned By Astral Fires


Esta entrada es una petición de una amiga, a quien gustosamente se la concedo porque ha estado muy bien retomar este disco que tan olvidado tenía. Si es que a veces, a falta de nuevos grupos, rebuscar en los viejos discos abandonados supone un interesante ejercicio de descubrimiento.

Estos austriacos se separaron después de tan sólo dos discos, siendo este debut de 2000 un Black Melódico al uso de otros grupos germánicos de los últimos diez años como Cryptic Wintermoon (con quienes comparten el gusto por las acústicas) o Sycronomica.
Esto da lugar a un producto bastante estandarizado en principio, con una orientación eminentemente melódica, con guitarras de cierta influencia Death muy bien respaldadas por unos teclados que se solapan con ellas sin llegar a ser tan prominentes como en los festines sinfónicos de otros grupos. Sin embargo, tienen un ojo puesto en el Black Sinfónico de años anteriores, cosa que se nota en las estupendas líneas de piano, los órganos y esas siniestras intros de las canciones tan características de discos de mediados de los años 90.
El aspecto vocal es humildemente satisfactorio, por suerte no han arruinado un disco instrumentalmente agradable con una voz horrenda como en otros casos menos afortunados, contando con una correcta voz rasgada que no desea sobresalir entre los instrumentos y unas ocasionales guturales (me encanta ese detalle, siempre lo digo).

Que sea un disco melódico no debe haceros pensar en que no hay potencia, porque este álbum cuenta son sus secciones cañeras, aspecto más palpable en el híbrido más evidente de Black y Death de su posterior disco “Gift of tongues”, que mantiene por suerte el punto sinfónico de los sintetizadores.
En su casi una hora de duración tenemos canciones largas, elaboradas y con buen ojo para las melodías y los teclados, te gustará si ya conoces los típicos grupos melódicos de esas tierras y ya sabes más o menos a lo que va a sonar.

martes, 19 de enero de 2010

OUIJA - Riding Into The Funeral Paths


En estos momentos me apetece mucho repasar algo español, y así además recordaré mis viejos tiempos con un disco que fue de lo primerísimo que conocí de Black Metal (y sin saber siquiera por entonces que era de España).

En su momento me supo este CD un poco agridulce, pues la descripción que había visto era algo con influencias de Satyricon, Cradle of Filth y Dissection, estando así servida una notable expectación por mi parte que no se vio cumplida.
Dejando eso de lado, pude disfrutar finalmente de sus buenas cualidades, a pesar de no ser una fabulosa maravilla de álbum.

Se trata del único material de esta banda de Huesca ya desaparecida, que quiso editar una demo pero se les ofreció la posibilidad de editar en 1997 este debut que se caracteriza por su Black Metal rápido pero salpicado de medios tiempos atmosféricos. Las guitarras de herencia sueca tienen melodías cortantes con la suficiente crudeza como para no caer del todo en el lado más melódico de la balanza, del mismo modo que no podríamos hablar de Black Sinfónico o atmosférico dado que sus teclados están en segundo plano y aparecen ocasionalmente cuando algo de ambiente es requerido.
Aun así, hay momentos atmosféricos de teclado que realzan los momentos más siniestros, al igual que unas pocas voces claras de manera lúgubre añaden un efímero arañazo de variedad. Ya que nombro las voces, son uno de los puntos a favor del disco a mi ver, porque el desgarro vocal tiene ese punto guarro que me gusta personalmente en grupos así.
Y todo cubierto por una producción que no llega a ser limpia del todo, con el mínimo toque crudo que hace tenga algo del encanto de esos años en que fue editado.

Lo último que me gustaría agregar es que la portada es obra de Joe Petagno, artista que ha trabajado también para bandas como Bal-Sagoth, Mactatus, Incantation, Intestine Baalism o Antestor.
Este bien presentado CD no es ninguna revelación, pero me proporciona momentos de placer con los cortes “Unbridled transylvanian passion”, “Hear the call of the wolves (fullmoonlight lovers)” y el tema homónimo (las tres canciones más tétricas, vaya).




viernes, 15 de enero de 2010

HORTUS ANIMAE - The Melting Idols


Muchos de vosotros conoceréis a esta banda italiana por su Black Metal tan extraño y experimental, tal vez de mano de su “Waltzing Mephisto” de 2003 como fue mi propio caso hace mucho tiempo, o incluso con el peculiar “The blow of furious winds” editado dos años después. Es ese grupo ya disuelto que incluía al batería de Ancient y perpetró una particular versión de “Freezing Moon” de Mayhem.

Pues olvidad todo eso en cuanto empiece a describir este disco, porque no tiene nada que ver. Toda esa extravagancia está aquí ausente como si de una banda diferente se tratase, y personalmente estoy muy satisfecho porque esas excentricidades suyas nunca me cuajaron (cuestión de gusto personal).

Pero pasemos a comentar este debut del 2000 dejando ya a un lado esos datos biográficos. Su portada tiene esa estética de hace varios años atrás a su fecha de lanzamiento, este dibujo en blanco y negro parece propio de una demo editada en formato cassette , y ambos parecidos tienen mucho que ver en el sonido del álbum.
Hablando ya más claro, es un CD autoproducido con una sucia producción al nivel de una demo (como pasaba con el proyecto sueco Parnassus), y eso unido al tipo de teclados hace de este trabajo algo muy noventero con tintes más recientes. Comienza el disco sonando ya a cascado, como la demo de algún viejo grupo de Black Sinfónico, con la señorial presencia de órganos religiosos, pianos y efectos de campanas, incrementando la sensación de estar oyendo un grupo a la vieja usanza cuando entra en escena la distinguida aridez vocal de varios tipos: raspadas, susurros, guturales y gritos desgarrados.
Los toques más actuales se perciben en las guitarras, que están anegadas en esa producción de agua estancada con espumas verdosas, pero liberan unas melodías y solos que revelan su inquietud por ir algo más allá del podrido corsé del Black Metal.

Mucho me temo que no gustará a los oyentes más exigentes en cuanto a producciones, porque ya os aseguro que es la representación sonora de uno de esos repulsivos animales que parecen un espécimen disecado más que algo vivo, pero esos teclados y el encanto añejo pueden agradar en cambio a fans de Black Palace Symphony, Enochian Key, primer disco de Bishop of Hexen, AevLord, Capitollium o el último disco de Finnugor.

jueves, 14 de enero de 2010

ASTEL OSCORA - Wormshire


Quise esperar a que el 2009 pasara, para estar seguro de que no me perdía ninguna gran novedad de Black Sinfónico antes de reseñar este disco como el que me más me ha gustado en ese estilo. Tengo la desconcertante tendencia de descubrir grandes discos de un año cuando éste ha pasado, pero de todos modos puedo estar seguro de que este debut ruso seguirá estando en mis primeros puestos.

Rusia, como suelo decir, nos da grandes satisfacciones en Doom, Gothic y la combinación de ambos, siendo también patria de buenas bandas de Black Sinfónico como Black Countess, Tvangeste, Rossomahaar, Absidia o Crystal Abyss entre otras.
No es para menos esta joven banda fundada en 2005, que ha tardado un poco en editar su debut, y me ha supuesto una brisa de agradable sorpresa con su propuesta que aúna el sonido característico del Black Sinfónico de mediados de los 90 con elementos más actuales pero sin llegar a extremas moderneces.

Este “Wormshire” nos recibe con teclados de bonita factura que nos remiten a la melancolía de esas bandas de Gothic y Doom-Gothic con buena mano para las tesituras sinfónicas, con una agradecida variedad que da personalidad a los distintos cortes del álbum y nos ahorra la sensación de repetición de otras bandas. El hecho de haber empezado por comentar los teclados no significa que dominen el conjunto, porque se acoplan bien a la buena labor melódica de las guitarras, que nos brindan también los mejores momentos del disco como cuando en el tema “Winter Sunset” rebajan la velocidad y un delicado piano acompaña a la acústica y las relajantes melodías de guitarra.
Esto último es una de las características que más me han gustado, la manera en que juegan con los tiempos y saben desenvolverse bien en las partes lentas sin aburrir ni desestructurar.
La voz sí que es más tradicional, sencillamente un aullido desgarrado y agudo como hemos oído en tantos otros grupos, sin nada de esa tendencia moderna de incluir voces limpias ni melódicas por suerte para mí.

Es, en definitiva, un álbum bien producido, que no suena ni añejo ni demasiado moderno, y con unos teclados que no recuerdan directamente a otros grupos, algo que pocas veces se ve.
Nada nuevo para los que no son muy fans de este estilo, como habré dicho en tantas otras ocasiones, pero buena adquisición para los que sí lo son.

lunes, 11 de enero de 2010

MORGUL - Lost In Shadows Grey


Tras acabar mi semana doomster (en la que he escuchado exclusivamente Doom Metal) retomo un disco que he revalorizado con el tiempo.

Por los tiempos de este debut de 1997 y su segundo disco era una banda de dos miembros, para pasar a ser un proyecto en solitario a partir de su tercer trabajo con un cambio en su sonido como les pasó a Summoning tras quedarse solamente dos miembros en “Minas Morgul”.
Algunos conocerán este proyecto noruego de mano de sus trabajos modernos, donde van más allá del Black Metal en pos de las sonoridades del horror en su forma más cinematográfica, cabe entonces empezar por aclarar que sus comienzos estaban mucho más encuadrados en el Black Metal noruego, siendo uno de los muchos casos de bandas que comienzan con un primer trabajo más crudo y adusto.

En mi caso, tras haberlos conocido con su tercer y cuarto discos, me sorprendió encontrarme con unas guitarras que nos remiten a los viejos Satyricon y Darkthrone, con esos riffs que rasgan la carne hasta que se escucha el chasquido del hueso, con rápidas descargas en la batería que no se olvidan de conceder partes lentas cargadas de herrumbre y tonalidades macilentas.
El actual despliegue vocal no existe en este primer álbum, que se centra sencillamente en voces desgarradas por finas hojas mugrientas, sin ningún tipo de voz extraña en off como en otros discos suyos. Lo que sí aparece indefectiblemente es ese gusto por las atmósferas de cine de terror que tanto desarrollaron posteriormente, de manera mucho más dosificada y sin rozar lo bizarro, pero ahí está ese toque personal de las silentes notas nocturnas que adquieren voz en las líneas de piano, tétricas intros, sintetizadores brumosos y demás ambientaciones desapacibles.
Es una lástima que no apareciese aquí la colaboración del gran violinista Pete Johansen que dio más encanto a su tercer “The horror grandeur” (reseñado en este blog), pero no se puede pedir todo.

Con cinco canciones llega esta lóbrega obra a los cuarenta minutos, duración más que decente para una buena sesión de funestas impresiones en forma de Black Metal noruego con suspiros de banda sonora de antiguo cine de horror. Recomendado a fans de Satyricon y Tartaros que encontrarán una especie de delicioso hijo secreto.


miércoles, 6 de enero de 2010

WINE FROM TEARS - Through The Eyes Of A Mad


Si hacemos repaso del año pasado podemos escoger este debut como uno de los más interesantes en materia doomster, pese a su falta total de originalidad que compensan con un sonido bien logrado dentro de esos cánones ya grabados en piedra.

Desde la vasta Rusia recibimos este primer y único trabajo de estos doomies, uniéndose a la maravillosa cantera de Doom-Death y Doom-Gothic rusa de la que podemos citar como ejemplos a Forest Stream, Non Immemor Mei, The Morningside, Amederia, Elnordia o Autum Rain Melancholy.
Tienen una carencia de originalidad absoluta como decía, limitándose a seguir las pautas de otros grupos ya bien conocidos por nosotros, dando lugar a un refrito de elementos muy bien estructurados y que nos resultarán familiares desde la primera escucha.

Así es como, obviamente, parten de la inevitable influencia de bandas como My Dying Bride, con esos ritmos tan reconocibles, riffs que suelen lucir pesados y potentes pero con predominio de las guitarras melódicas que imbuyen de irremediable melancolía, y unos muy constantes teclados que nos traen a la memoria cosas como el debut de Saturnus.
Ya que menciono los teclados, que en ocasiones dejan bonitas líneas de piano, son frecuentes los largos pasajes instrumentales sin voces en la onda de sus compatriotas Forest Stream, a quienes además se parecen en esa voz gutural con fondo rasgado, y la languidez de las voces claras recuerda bastante a Aaron de My Dying Bride.
Incluyen el hermoso toque de una vocalista femenina en un tema aislado, pequeño toque personal con respecto a las bandas mencionadas aunque no original precisamente, y el último detalle que nos recuerda a otra gran banda está en esas melodías de letárgica sencillez que hicieron a Katatonia tan inefables, sobre todo en el tema “Close to katatonia” (curioso el doble sentido que se le puede sacar al título).

Todo esto de que he comentado no es negativo para mí, suelo preferir cosas ya inventadas pero bien hechas antes que algo demasiado bizarro. Lo que sí puede ser un punto en contra es la tremenda duración de más de una hora del disco, que contribuye a que nos demos cuenta del reciclaje de melodías que a veces practican.
En resumen es recomendable bajo mi punto de vista, por supuesto que puede gustar a fans de My Dying Bride, Officium Triste, Forest Stream, Saturnus, Katatonia, Necare y demás.




CANTAR - Cantar


Vuelvo ahora al viejo continente para dar a conocer uno de los tesoros ocultos de Bélgica, ya que esta banda no parece ser muy conocida y en mi opinión muestra un nivel excelente.

Este debut fue editado en 2003, pese a que la banda lleva en activo desde mediados de los 90 y tienen un par de demos y un EP, de manera autoproducida porque no quieren depender de ningún sello.
Esto en principio parece afectar a la presentación tan rancia y aburrida de la portada, y máxime teniendo en cuenta que para su EP de 1999 contaron con el gran artista belga Kris Verwimp (lo conocéis por sus portadas de Viking Metal y Black Metal). No está mal de todos modos si tenemos en cuenta que su bonito logo (dibujado también por Verwimp) está grabado en la caja del CD como ocurría con el famoso “Frost” de Enslaved.

Pasando ya a lo musical, este CD recupera las tres canciones del susodicho EP en sus primeros cortes, y ofrece en los otros cuatro lo mismo sin bajar el listón, un Doom-Death generoso en detalles atmosféricos y con efusiones de Black Metal muy bien integradas.
Estos matices blackers están bastante medidos, no es que lleguen a irrumpir como una bestia con descontroladas ansias de dominar y destruir, dotando al disco de un toque de agresividad en aras de la variedad y un poco de dinamismo, aunque a mí personalmente no me desagrada nada la linealidad doomster y casi hubiese preferido que las canciones fuesen genuinamente Doom-Death británico.
Esto no llega a ser un inconveniente para mí, y las secciones más doomies son especialmente brillantes con la incorporación de los teclados de regusto medieval y las dos aportaciones estrella para mi gusto: el violín y el órgano. Bien merecen que se hable de ellos aparte, porque el lamentoso rasguido del violín es delicioso (como sabemos todos los fans del Doom a estas alturas) y, no contentos con la labor de su teclista, el vocalista aporta el solemne sonido del órgano de una manera bastante litúrgica.
Ya que menciono al vocalista, entona alguna que otra voz recitada como es habitual en tantos grupos del estilo, pero lo que predomina es su poderío gutural con resonancias rasgadas, una voz que se acopla muy bien a las guitarras de pesada lentitud y las secciones más energéticas.

Quien no haya escuchado esto puede estar seguro que se encontrará con un trabajo buenísimo, para fans de My Dying Bride, Necare, In Somnis o Celestial Season.



martes, 5 de enero de 2010

NOCTIS INVOCAT - Depressiva Vox Clamantis


No es la única vez que nos encontramos con una portada mostrando este precioso cuadro de John Everett Millais titulado “Ophelia”, que también aparece en portadas de discos como los respectivos discos debut de Avec Tristesse y Serenades.

Una primera escucha nos haría pensar que es un grupo europeo de los 90, pero se trata de una formación de Guatemala pese a las influencias europeas que ahora serán descritas, porque beben de la inspiración tanto del Doom Metal del viejo continente como del Black Metal atmosférico nórdico.
En esta su primera obra, que denota su fecha de 1998 por su notable sabor añejo, nos brindan su particular mezcolanza de esos dos estilos mencionados sin llegar nunca a ser una verdadera fusión, pues el Doom y el Black se hacen predominar el uno sobre el otro según el pasaje e incluso la canción en concreto. Es así como la primera canción comienza de manera muy doomie, con esa cadencia característica y melancolía que cobra voz en las guturales, pero sin embargo suenan claramente a Black Metal cuando suben la velocidad y entran en juego los registros rasgados.
Las partes de teclados son muy propias de viejas bandas de Black Sinfónico como Gehenna, Cryogenic o Bloodthorn por poner unos ejemplos, generalmente con un efecto brumoso muy agradable en un disco con estos latidos doomsters tan obvios, aunque yo personalmente habría estado más satisfecho si hubiesen incluido más en unos pasajes que quedan bastante secos.

Otra cosa que me hubiese gustado ver mejorada es el aspecto vocal, ya que las voces tanto guturales como rasgadas en general no llegan a tener la profundidad que quiero para las primeras ni la agudeza desgarrada que me es idónea para las segundas.
Las voces están bien de todos modos, y para contribuir a las ambientaciones de tragedia romántica hay también voces recitadas, a veces en castellano, y unas pocas femeninas, del mismo modo que agregan la sedante serenidad de las guitarras acústicas.

No inventan nada ni tampoco es una gran gema oculta, pero me supone ratos de agradable escucha con ese regusto noventero que tanto me gusta, viene bien dejarse llevar por estas tranquilas aguas de un arrollo que transcurre entre sauces.